Zeman, el popular presidente checo que defiende a Israel y busca la reelección

Milos Zeman y Biniamín Netanyahu Foto: GPO

El actual jefe de Estado de la República Checa, Milos Zeman, vencedor de la primera vuelta presidencial hace dos semanas, es el político más polémico del país -por sus críticas al islam, a la Unión Europea y por sus posiciones prorrusas- y al mismo tiempo uno de los más populares.

Pese a haber logrado temporalmente cuotas de popularidad de hasta el 70 %, el ex líder socialdemócrata se encuentra ahora en una apretada segunda vuelta electoral mañana y el sábado, en la que su rival, el académico Jiri Drahos, podría beneficiarse del voto protesta contra el actual presidente.

Zeman no solo es controvertido por su forma de hablar, opinar y comportarse en público, sino también por ir a contracorriente de muchos de sus homólogos occidentales, sobre todo por su aversión abierta al islam y al multiculturalismo.

El ex primer ministro y exlíder del Partido Socialdemócrata (CSSD) ha sido presidente de la República Checa desde 2013.

Algunos cuestionan su capacidad de aguantar otro período ya que sufre diabetes y está aquejado de una neuropatía sensoriomotriz en las piernas.

Los analistas señalan que su popularidad se debe a que cultiva la imagen de un líder «cercano al pueblo», que usa su mismo idioma, en ocasiones considerado grosero y poco adecuado para un presidente.

Una vez apareció en un acto público supuestamente ebrio, mientras que en otras ocasiones amenazó de forma indirecta e irónica al entonces primer ministro, Bohuslavo Sobotka, y a los periodistas de una rueda de prensa con ser fusilados.

Durante la crisis migratoria de 2015/16, Zeman dijo que integrar a los musulmanes en Europa era «virtualmente imposible» y que, para mantener a los islamistas lejos de las fronteras, era necesario que Occidente uniera sus fuerzas con el régimen sirio.

Por otra parte, muestra abiertamente simpatías hacia Moscú, cuando buena parte de Occidente se mantiene a distancia del presidente ruso, Vladimir Putin, por la anexión de Crimea en 2014, que el líder checo justificó como algo «inevitable».

Al mismo tiempo, Zeman defiende como pocos en Europa el Estado de Israel, incluyendo la decisión del Gobierno estadounidense de reconocer Jerusalén como capital del país.

En la década de 1960, Zeman militó en el Partido Comunista de la entonces Checoslovaquia, del que fue expulsado por criticar la invasión soviética de 1968, que acabó con el intento aperturista de la «Primavera de Praga».

A partir de ahí se convirtió en una voz incómoda para los comunistas, perdió varias veces el empleo, y sólo pudo ejercer su vocación de analista económico cuando llegó la democracia en 1989.

Por entonces estaba afiliado al «Foro Cívico», un movimiento de disidentes e intelectuales en torno a Vaclav Havel, el primer presidente de la época poscomunista del país.

Zeman refundó poco después, junto con algunos correligionarios del exilio, el Partido Socialdemócrata Checo (CSSD), abiertamente anticomunista.

En 1998 ganó las elecciones generales para liderar durante los siguientes cuatro años un Gobierno en minoría.

En 2001 dejó la presidencia del CSSD y en 2002, tras abandonar el cargo de primer ministro, fue elegido como candidato de su partido para la elección presidencial en 2003, que acabó perdiendo contra el conservador y euroescéptico Vlaclav Klaus, elegido por los diputados de la Cámara Baja y el Senado.

Tras una década alejado de la política, tiempo en el que escribió sus memorias, Zeman se presentó y ganó como independiente y alejado del CSSD las primeras elecciones directas a la presidencia checa.

El presidente checo está casado en segundas nupcias y tiene un hijo de cada uno de sus dos matrimonios. EFE y Aurora

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