Turquía confundida: ¿Hacia Occidente de nuevo?

1 agosto, 2020 ,
Estambul Foto Faruk Melik Çevik vía Unsplash

Turquía nunca deja de sorprender. Ha calificado a los comerciantes de cebolla como terroristas, culpa a los kurdos por la agitación en Estados Unidos y alienta a su propia agencia de inteligencia a asesinar a los periodistas turcos que critiquen el régimen en el extranjero. La última encuesta revela que los turcos consideran Estados Unidos la mayor amenaza para Turquía y la segunda mejor opción como socio de política exterior.

En 2018 la Policía turca comenzó a atacar a los mayoristas de cebolla por la sospecha de que estaban aumentando artificialmente los precios y tratando de «derrocar ilegalmente» al Gobierno del presidente Recep Tayyip Erdoğan. Los titulares pro gubernamentales incluían «La Policía encuentra cebollas en el almacén de cebollas», que en Estados Unidos sería un titular de The Onion [periódico estadounidense de noticias satíricas]. Al mismo tiempo, Erdogan afirmaba que Estados Unidos estaba conspirando para dañar económicamente Turquía, justo cuando su Gobierno había firmado un acuerdo con la consultora de gestión estadounidense McKinsey para ayudar a Ankara a implementar un nuevo programa económico a mediano plazo.

En 2014 el presidente provocó una gran carcajada cuando afirmó que los marineros musulmanes habían llegado al continente americano en 1178 (314 años antes de Colón) y que Colón dijo en sus memorias que había visto una mezquita en la cima de una colina en la costa de Cuba. No ha cambiado mucho desde entonces. En junio de 2020 Sabah, un diario ferozmente partidario de Erdoğan, afirmó que un antiguo sitio en Salónica, Grecia, construido 300 años antes de Mahoma, era una mezquita.

Uno de los diputados de Erdoğan, Alí Ihsan Yavuz, se convirtió en la broma del año después de que él y los funcionarios del partido no pudieron demostrar sus acusaciones de fraude electoral cuando perdieron Estambul ante un candidato de la oposición en 2019. «Incluso si no sucedió nada [ilegal], sucedió algo», dijo entonces.

Antes de la misma ronda de elecciones municipales en marzo de 2019, un alcalde de distrito del partido de Erdoğan dijo: “Si perdemos Esenyurt [elecciones de distrito] perderemos el islam; perderemos La Meca y Jerusalén».

Cuando Erdoğan vetó un proyecto de ley que pospuso la instalación de filtros en centrales térmicas, los titulares decían: «El presidente Erdoğan veta el proyecto de ley del presidente del partido Erdoğan». El proyecto de ley vetado por Erdoğan había sido propuesto por Erdoğan.

En mayo de este año, las autoridades turcas detuvieron a un turista iraní por colgar una toalla estampada con el British Union Jack [Bandera del Reino Unido] en un edificio durante un día festivo. Los locales se quejaron de que la exhibición de la toalla fue un acto de provocación. Según el acusado, simplemente estaba secando una toalla mojada.

Un alcalde del partido Justicia y Desarrollo de Erdoğan decidió erigir una estatua en su ciudad del líder otomano del siglo XIII, Ertuğrul Ghazi. Desafortunadamente, la estatua no se parecía al sultán otomano sino al actor que lo interpretó en la serie de televisión «Resurrection Ertuğrul», transmitida por la emisora ​​estatal.

En una conversación telefónica con el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, Erdoğan le dijo que los kurdos eran los autores intelectuales de la actual agitación política en Estados Unidos. Esa es una teoría más realista que la que una vez propuso el asesor principal de Erdoğan, Yiğit Bulut, quien afirmó que las protestas antigubernamentales en 2013 fueron el resultado de un ataque telequinético de las fuerzas oscuras.

Hay un lado mucho peor en las tonterías turcas. En junio, los comentaristas de un canal de televisión pro Erdoğan pidieron al servicio de inteligencia de Turquía que asesinara a los periodistas turcos que viven en el extranjero. “Ya no es necesario andar por las ramas. Se sabe dónde viven… Veamos qué sucede si varios de ellos son exterminados. Qué aterrorizados estarían si le pusieran una bala en la cabeza a algunos periodistas”, dijo el comentarista Cem Küçük, con especial referencia al periodista turco Abdullah Bozkurt, director de Nordic Monitor y miembro del Foro de Medio Oriente.

Tal vez no sea sorprendente que con toda esa locura que se arremolina a su alrededor, los turcos estén confundidos acerca de cómo se debe llevar a cabo la política exterior de su país.

Una encuesta realizada por la Universidad Kadir Has de Estambul descubrió que la mentalidad turca sobre su identidad nacional se divide en tercios casi iguales: Turquía es un país islámico, es un país europeo y es único. Los turcos que ven su país como una nación islámica representaron el 56,3% en 2018, 32,9% en 2019 y 22,4% en 2020, una fuerte disminución de casi 34 puntos porcentuales en solo dos años. En 2020, 21,5% dijo que Turquía era un país europeo y 27,4% dijo que era sui generis, sin conexión con ninguna otra identidad.

Independientemente de su percepción de identidad, 51,5% de los turcos apoya la membresía de Turquía en la Unión Europea y 55,2% piensa que la membresía de Turquía en la OTAN debería continuar. En línea con ese pensamiento, el porcentaje de turcos que ven Rusia como un socio estratégico cayó del 55,8% en 2019 a 37%.

Esos números parecen consistentes, pero también allí hay confusión. El 70% de los turcos piensa que la mayor amenaza para su país es Estados Unidos, frente al 81,3% en 2019. Pero cuando se les preguntó con qué país o países Turquía debería cooperar en política exterior, 27% dijo que con Estados Unidos, el segundo grupo más grande después de «Países turcos en Asia Central” (30,2%). En otras palabras, el segundo grupo más grande de encuestados dijo que cree que Ankara debería cooperar en política exterior con el país que es la mayor amenaza para Turquía.

Esta percepción de Estados Unidos refleja una mezcla turca de odio y pragmatismo: Estados Unidos es Satanás, pero no debemos molestar a este poderoso enemigo. Es un matrimonio sin amor, más bien con odio. Del mismo modo, la mayoría de los turcos ven a la UE como un club cristiano hostil, pero apoyan la membresía de Turquía en aras de un beneficio económico.

Fuente: BESA Centro Begin-Sadat para Estudios Estratégicos

Burak Bekdil es un columnista de Ankara. Escribe regularmente para el Gatestone Institute y el Defense News y es miembro del Foro del Medio Oriente.

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