Se presenta en su estudio de Tel Aviv.
En las noches en blanco de los días de la epidemia, Rina Schenfeld escribía y bailaba sus diarios del virus, revelando en ellos el mundo de un creador que no puede compartir con su público su obra y lo que sucede cuando nos enfrentamos a nosotros mismos sin los habituales sonidos de ruido.
Esta es su primera actuación frente a una audiencia desde el comienzo de la epidemia y se presenta en su estudio de la calle Rabi Friedman en Tel Aviv. El 11 y 12 de marzo.
Como sabemos Rina Schenfeld es considerada en Israel y en todo el mundo como “la primera dama de la danza contemporánea israelí” y sin duda se ha convertido por su labor durante mucho tiempo en un icono de la cultura israelí.
Todos los años Rina estrena una obra y siempre con originalidades. Este año es la pieza “El Diario”. En el mismo Rina confiesa: “No te queda mucho tiempo para hojear un diario, mirar hacia atrás, guardar, meterte las manos en los bolsillos, taparte la cara, ver lo que pasa adentro, pagar el precio, seguir iluminando, no tienes otro camino, cierra el diario, todo está listo, aunque no sea así. Por supuesto, esta es la dirección en la que debes ir, no hay otro camino”
La pieza incluye dos partes que se corresponden entre sí y con los sentimientos, visiones, emociones con las que Rina se enfrentó como creadora, intérprete, bailarina y escritora en los días de Corona.
La primera parte del espectáculo contará con “El Diario”, un solo de Schenfeld, que combina canciones de la época del virus con la música de Shalom Hanoch y Yehudit Ravitz.
La coreógrafa tiene aquí un dialogo con su voz, sus canciones y su cuerpo. En la segunda parte de la velada se subirá la obra «On My Happy Island», que combina el trabajo en video de la pintora y artista Orna Elstein con danza y coreografía de Rina Schenfeld y música de pájaros. De esta manera ella vuelve a la danza que combina el videoarte como lo ha hecho en el pasado.
«El espectáculo se creó en octubre, dice Rina, en noches de insomnio, entre cierres, aislamiento y aislamiento, entre programar y cancelar un espectáculo. Es cierto que estuve ocupada. Durante un año bailé y creé, pero solo en espectáculos en línea, me filmaron para un documental estadounidense hecho sobre mí, recibí dos premios: Yekirat Tel Aviv y Premio Rosenblum pero no fue posible recibirlos frente a una audiencia.
Luego también surgieron preguntas: ¿Soy tan dependiente de la audiencia? La respuesta “Si”, ha surgido de la idea de que el hombre es como un cuadro, sin marco se desmorona”