Por Sima Shine y Eldad Shavit
La tercera ronda de conversaciones entre Estados Unidos e Irán concluyó el sábado, esta vez con la participación de equipos de trabajo de ambas partes.
Según un anuncio del mediador omaní, “las partes abordaron principios, objetivos y cuestiones técnicas y acordaron reunirse de nuevo, a nivel de alto nivel, el próximo sábado (3 de mayo)”.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní, Araghchi, describió las conversaciones como “más serias” que las rondas anteriores, señalando que las partes profundizaron en detalles y cuestiones tecnológicas e incluso intercambiaron posiciones por escrito.
Sin embargo, Araghchi enfatizó que persisten diferencias significativas en una amplia gama de temas, tanto en los detalles como en el marco general, que cada parte deberá revisar a su regreso.
El ministro de Relaciones Exteriores iraní también señaló que es probable que expertos de la Comisión de Energía Atómica de Irán se unan a la delegación iraní en la próxima ronda de reuniones.
Por otro lado, fuentes estadounidenses calificaron las conversaciones de “positivas y productivas”.
Al mismo tiempo, la mayoría de los funcionarios iraníes siguen alineándose con la postura del líder supremo Khamenei, que apoya la celebración de negociaciones, postura que también se expresó durante los sermones del viernes.
Antes de la reunión, Irán estableció límites bastante claros que garantizan su derecho a enriquecer uranio, rechazando cualquier intento de equiparar su programa con el “modelo libio” (desmantelamiento del programa) o el “modelo emiratí” (compra de combustible nuclear para reactores en el extranjero).
Parece estar surgiendo una disposición a negociar el nivel de enriquecimiento, junto con la demanda de garantías reales de que Estados Unidos no se retirará de ningún acuerdo futuro.
En este sentido, los iraníes podrían buscar el respaldo de Rusia y posiblemente de China (ya se ha celebrado una reunión entre representantes de los tres países).
Además, Irán también ha manifestado su disposición a reanudar las inspecciones exhaustivas del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA); en los próximos días, se espera que una delegación técnica del organismo llegue a Teherán para tratar el restablecimiento de las cámaras y otros temas de monitoreo.
A cambio, Irán exige el levantamiento total y efectivo de las sanciones. Al mismo tiempo, ha expresado su disposición a aceptar inversiones estadounidenses concretas e incluso ha propuesto que Estados Unidos construya reactores nucleares en Irán como una especie de incentivo económico para el presidente Trump.
El presidente Trump sigue mostrando optimismo.
En una entrevista con la revista Time, declaró que espera que “se pueda alcanzar un acuerdo sin necesidad de un ataque a Irán” y expresó su interés en reunirse con el líder iraní.
En respuesta a una pregunta, enfatizó que el primer ministro Netanyahu no lo arrastrará a una guerra con Irán, afirmando que “lideraré” si no se logra un acuerdo.
Si bien la Administración Trump parece haber aceptado el principio básico previamente adoptado por el presidente Obama de que Irán tiene derecho a enriquecer uranio, parece que, bajo la presión de funcionarios de línea dura, no ha renunciado por completo a proponer alternativas que impidan el enriquecimiento.
Según el Wall Street Journal, la Administración estadounidense también busca incluir la cuestión del desarrollo de misiles iraníes en el acuerdo, a lo que Irán se ha negado rotundamente.
En conclusión, si bien ambas partes proyectan un optimismo cauteloso, parece que recién ahora han comenzado a abordar las principales cuestiones polémicas, lo que puede dificultar la rápida formulación de un acuerdo.
Fuente: INSS – The Institute for National Security Studies