El primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, ha autorizado una nueva fase de la ofensiva militar en Gaza, en medio de una severa crisis humanitaria y ante el fracaso de las negociaciones para alcanzar un alto el fuego con Hamás. La decisión implica una movilización masiva de reservistas y el endurecimiento del control sobre la distribución de ayuda humanitaria en la Franja.
Según medios israelíes, la expansión de la operación militar dependerá del desarrollo de las conversaciones sobre la liberación de rehenes y posiblemente se posponga hasta después del viaje del presidente estadounidense Donald Trump a Oriente Medio, previsto entre el 13 y el 16 de mayo. En paralelo, el gabinete israelí debatirá el domingo los planes aprobados por Netanyahu en una reunión de seguridad.
La nueva ofensiva se enmarca en un contexto de deterioro extremo en Gaza. Organizaciones internacionales alertan sobre una situación al borde del colapso: con el ingreso de ayuda bloqueado desde marzo, los habitantes luchan por conseguir alimentos y agua potable. La ONU ha denunciado escenas de hambruna, cierre de comedores comunitarios y muertes por desnutrición, especialmente entre niños y ancianos.
“El sistema humanitario en Gaza está a punto de colapsar”, advirtió el Comité Internacional de la Cruz Roja. Portavoces de la ONU describieron peleas por el agua y saqueos impulsados por la necesidad. Mientras tanto, Israel acusa a Hamás de desviar la ayuda para abastecer a sus combatientes y busca implementar un nuevo mecanismo de distribución que excluya al grupo terrorista.
Netanyahu ha reiterado su negativa a aceptar un alto el fuego permanente como condición para la liberación de los rehenes. Afirma que Hamás no puede seguir gobernando Gaza, y que el objetivo de la operación es desmantelar su capacidad militar.
Los ataques aéreos israelíes continúan. El viernes, al menos 42 personas murieron en distintos puntos de Gaza, según la defensa civil local. Entre los objetivos alcanzados figuraban viviendas en Beit Lahia y Bureij, así como una cocina comunitaria en la ciudad de Gaza.
El Ministerio de Salud de Gaza, controlado por Hamás, afirma que más de 52.000 personas han muerto desde el inicio del conflicto. Israel no verifica estas cifras y sostiene que sus ataques apuntan exclusivamente a combatientes, aunque reconoce que los operativos se desarrollan en zonas densamente pobladas.
Mientras se intensifica la ofensiva, la presión internacional aumenta. Agencias humanitarias exigen acciones urgentes para permitir el acceso de ayuda, al tiempo que advierten que “miles morirán” si la situación no cambia en los próximos días.
Agencias colaboraron con este artículo de Aurora
PARECE QUE A HAMAS NO LE IMPORTA NADA
Si no hubiera aplastado a un niño palestino, la ayuda aérea de EE.UU., hubiera solucionado la hambruna. ¿Quien fue el inútil?