El rey de Bahréin Hamed bin Issa y Donald Trump Foto: Casa Blanca Shealah Craighead Wikimedia Dominio Público

Los palestinos volvieron a negar la posibilidad de un arreglo con Israel al rechazar incluso la fase económica del llamado “Acuerdo del Siglo”, la propuesta de paz de la Administración Trump. Hasta el octogenario presidente palestino, Mahmoud Abbás, se tomó el trabajo de viajar a Doha, para convencer al emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad al Thani, para que no se sume al festival de promesas de multimillonarias inversiones y obras de infraestructura faraónicas, que se pronunciarán en Manama, la capital de Bahréin, donde el secretario del Tesoro norteamericano, Steven Mnuchin, patrocinará el “taller” económico, el 25 y 26 de junio.

Aparentemente, los líderes palestinos tienen pavor de que en la conferencia los norteamericanos les refrieguen en la cara el jugoso cheque y les digan: “¡Esto es lo que se están perdiendo!”, por no llegar a un acuerdo.

Los egipcios, sauditas y emiratíes probablemente enviarán representantes para congraciarse, con muy poco, con la Administración Trump, de la que tanto precisan.

La decisión del rey de Bahréin, Hamad bin Issa al Khalifa, -que ha vuelto a reafirmar su apoyo a la causa palestina-  de albergar la conferencia, a la que ha sido invitado un ministro israelí, es una prueba más de que los países árabes están deseosos de normalizar las relaciones con Israel.

Al parecer, no es la primera vez que el desplante palestino sucede durante el mandato del primer ministro, Benjamín Netanyahu. Durante un debate público en Washington, en mayo de 2016, el ex director del Consejo de Seguridad Nacional, general (retirado) Yaakov Amidror, reveló a su interlocutor el príncipe saudita Turki al Faisal,  que en marzo de 2014, Netanyahu había aceptado a regañadientes el acuerdo marco para la paz formulado por el entonces secretario de Estado norteamericano,  John Kerry, durante la Administración Obama. En cambio, Abbás lo rechazó.

“Los americanos pusieron el documento sobre la mesa y dijeron, en base a este documento, queremos que ambas partes negocien. El primer ministro dijo: ‘No me gusta. Tengo mis reservas. Pero si los americanos dicen que es un buen documento. Lo tomaré’”, recordó Amidror. “Luego Abu Mazen (Abbás), ellos le dieron el documento, y Abu Mazen dijo: ‘Tengo que consultar con mi gente en Ramallah’. Todavía está consultando”.

Eventualmente, Netanyahu evitó cuidadosamente, durante todos estos años, tocar el tema, que le podría perjudicar ante sus electores de derecha. Pero el asunto es muy bien conocido entre los expertos.

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