La Federación Palestina de Chile está al servicio del terrorismo. Así de simple.
A la innumerable cantidad de publicaciones realizadas en las cuentas de la Federación Palestina de Chile donde justifican el terrorismo del Hamas y se niegan a señalarlo como el verdadero culpable de la situación en Gaza, se suma ahora la publicación de un artículo de opinión que “blanquea” de forma abierta al movimiento terrorista Hezbolá.
El artículo afirma que Hezbolá es “un movimiento de resistencia”, obviando las actividades terroristas de la organización financiada por Irán (según ha admitido su propio líder Hassan Nasrallah): desde el lanzamiento de miles de cohetes contra Israel, hasta atentados terroristas en Europa y América Latina, pasando por la participación en la sangrienta masacre del régimen de Assad contra la población siria.
No hace falta más que mirar el autor de la nota para entender los intereses detrás de tal montaña de mentiras y odio. Pablo Jofré Leal es analista y colaborador de HispanTV, el brazo propagandístico del régimen terrorista de Irán.
Este canal fue inaugurado por el propio Mahmoud Ahmadinejad, entonces presidente de Irán, quien negaba abiertamente el Holocausto y que afirmaba que “cualquiera que reconozca a Israel arderá en el fuego de la furia islámica”.
Además, HispanTV se autodefine como la cadena hispanohablante de la “Radiotelevisión de la República Islámica de Irán”, una institución que dice ser independiente del gobierno, pero cuyo cargo directivo es asignado por el propio líder supremo iraní, el Ayatola Ali Jamenei.
Para los poco conocedores, Jamenei es el verdadero titiritero del régimen iraní. Él es quien define las políticas de la nación islámica y quien impulsa la promoción del terrorismo en el Medio Oriente y el mundo entero.
Jamenei no se corta en repetir una vez tras otra que tiene como objetivo acabar con la existencia de Israel al que considera un “tumor canceroso que debe ser removido”.
El régimen de los ayatolas liderado por Jamenei provee armas y entrenamiento militar al movimiento terrorista Hezbolá, tal como hace con otras organizaciones radicales en todo el Medio Oriente, amenazando la seguridad no solo de los ciudadanos de Israel sino de civiles en toda la región.
Por eso no es de extrañar que Jofré Leal salga a defender a capa y espada a un movimiento terrorista financiado por el mismo régimen que costea su lugar de trabajo.
Ante la petición de que el gobierno chileno reconozca la realidad innegable de que Hezbolá es un movimiento terrorista, Jofré Leal va tan lejos que afirma que “Hezbolá nada tiene que ver con Chile”. Sin embargo, bien es sabido que el movimiento terrorista está presente en América Latina y ha hecho sangrar a la región repetidas veces.
Desde los infames atentados terroristas contra la embajada de Israel y la AMIA en Argentina (llevados a cabo por Irán a través del Hezbolá) hasta la explotación de Venezuela junto al régimen madurista.
No es de extrañar que un personaje como Pablo Jofré Leal defienda el terrorismo, pero que la Federación Palestina de Chile lo haga es lamentable y es una triste muestra del actual nivel moral de su dirigencia.
Es triste que la Federación Palestina de Chile, una comunidad integrada en gran parte por cristianos, se preste a difundir las mentiras, el odio y la incitación de un movimiento terrorista afiliado a un régimen radical que persigue a los cristianos en su país y que financia a movimientos extremistas que hacen lo mismo en toda la región.
En la segunda parte del artículo, Jofré Leal también critica la petición realizada al gobierno chileno de adoptar la definición de antisemitismo de la IHRA.
El autor tilda la definición como “oportunista”, pero su artículo es la muestra exacta de por qué es tan importante definir el antisemitismo de forma clara y acorde a una definición adoptada por países y organizaciones internacionales desde la Organización de Estados Americanos hasta el Reino Unido.
Artículos como este son un ejemplo de los síntomas que esta definición viene a cortar de raíz. Jofré Leal busca esconder su odio a los judíos en el disfraz del antisionismo, que es, sin lugar a dudas, otra cara de la misma moneda.
El antisionismo es el movimiento que afirma que el pueblo judío no tiene derecho a la autodeterminación, negando así el mismo derecho de Israel a existir.
El gobierno de Israel, como el de cualquier país del mundo, está sujeto a la crítica y esto es algo que la definición de la IHRA no niega ni imposibilita.
Lo que sí es inaceptable es negar el derecho del Estado de Israel a existir, aplicar doble estándar contra Israel al exigirle comportamientos que no se le exigen a ningún otro país o formular teorías conspirativas (como lo hace repetidamente Jofré Leal) sobre el dominio de Israel y los judíos sobre el mundo.
El hecho de aplicar conocidos estereotipos y libelos antisemitas contra el único Estado judío del mundo es antisemitismo.
No es ajeno a nadie en Chile que el antisemitismo en el país ha aumentado de forma considerable, en especial en las redes sociales.
El gobierno chileno, en concordancia a su tradición y espíritu contra la discriminación, debe cortar de raíz el odio contra cualquier ciudadano o grupo de ciudadanos en el país.
Esta lucha no es un interés de la comunidad judía de Chile o del Estado de Israel. La lucha contra el antisemitismo es antes que nada un interés de la sociedad chilena que debe asumirlo como tarea primordial para promover la tolerancia y detener la propagación del odio que hoy es contra los judíos (que también son ciudadanos chilenos de pleno derecho) y mañana podría estar dirigido contra cualquier otro grupo.
La lucha contra el antisemitismo en Chile es urgente, importante e impostergable.
Por otro lado, bien haría la Federación Palestina de Chile como organización y los miembros de la comunidad palestina de Chile en general, en distanciarse del extremismo tóxico que radicaliza el conflicto y solamente aleja la paz y la coexistencia. Si realmente queremos construir un futuro de paz este debe comenzar por la verdad.