Los más de 1.200 peregrinos jasidistas a los que el Estado ucraniano negó la entrada al país debido a la pandemia del coronavirus y que esta semana quedaron varados entre las fronteras de Bielorrusia y Ucrania han comenzado a abandonar la zona.
«Frente al puesto de control de Novi Yarilovichi, en la frontera de Ucrania con Bielorrusia, hay una disminución del número de extranjeros que estaban entre el territorio del país vecino y Ucrania», señaló la Guardia Fronteriza de Ucrania en un comunicado.
Kiev especificó que actualmente hay unos 600 peregrinos jasidistas entre los puestos fronterizos que «gradualmente vuelven al territorio de Bielorrusia».
Los peregrinos querían visitar la tumba del rabino Najman de Breslev en la ciudad ucraniana de Umán con motivo de la fiesta de Rosh Hashaná, el año nuevo judío.
Sin embargo, Ucrania les ha negado la entrada al país desde su llegada el 14 de septiembre al puesto de control bielorruso de Nóvaya Guta, debido a las restricciones impuestas por la pandemia del coronavirus.
Para frenar la pandemia, Ucrania cerró la frontera a todos los extranjeros, y permite solo el paso de aquellos que tengan familiares ucranianos o lleguen al país por motivos humanitarios.
El Ejecutivo ucraniano responsabilizó este miércoles a Bielorrusia de generar expectativas en los peregrinos sobre un posible ingreso al país y reiteró que «las estrictas restricciones de cuarentena siguen vigentes, lo que imposibilita la realización de eventos masivos, en particular de carácter religioso».
El pasado día 16, Kiev tomó además la decisión de cerrar el puesto de control de Novi Yarilovichi, ante la llegada de cada vez más peregrinos jasidistas.
El ministro de Educación superior israelí, Ze’ev Elkin, intervino finalmente e instó a sus conciudadanos desde su cuenta de Twitter a «regresar a Israel y cumplir las reglas de autoaislamiento a su retorno». EFE