Hernán Felman: “Es un acto patriótico formar un gobierno lo más extenso posible”

29 marzo, 2020 , ,

Luego de un día de importantes decisiones para la conformación del próximo gobierno, dialogamos con el Presidente del Comité Ejecutivo del Likud, partido que encabeza Benjamín Netanyahu. Hernán Felman habla sobre la actualidad política y el presente del Likud.

Pasó un año sin acuerdos entre los principales protagonistas de la escena política israelí. ¿Qué cambió para lograr un gobierno de unión?

Lo único que se modificó fue que parte de ese gran campamento de los que decían sólo «No Netanyahu» han cambiado su punto de vista y están dispuestos a colaborar en esta terrible crisis que estamos atravesando en forma patriótica junto con Likud.

Esa oposición a Netanyahu se quebró cuando (Benny) Gantz aceptó el liderazgo de Netanyahu en la primer parte de este gobierno.

Durante las últimas campañas políticas hubo frases descalificadoras entre Netanyahu y Gantz, y los colaboradores de ambos. A pesar de todo ello, ¿cómo se puede formar un gobierno entre ambos bandos?

La política es la ciencia o el arte de lo posible. No hay ninguna duda que en el calor de las elecciones, la gente dice cosas que en otras ocasiones no las diría. No hay ninguna duda que Netanyahu es un líder de dimensiones muy grandes. Incluso grandes a Israel. Tampoco hay dudas que Gantz tuvo una trayectoria, al frente del ejército de Israel y en toda su vida, que no lo pueden despreciar como alguien «inepto» para cumplir roles importantes en el Estado de Israel.

En las contiendas electorales siempre se dicen cosas que después lamentamos.

Antes del acuerdo, Gantz tenía un espacio construido con distintos frentes políticos. ¿Qué sucedió?

No hubo un sólo instante donde Gantz tuvo la posibilidad de formar gobierno.  Tenía una mayoría que decían «No a Netanyahu», pero no tuvo en ningún momento 61 miembros de la Knéset que apoyaran un gobierno de el soportado por el partido de la unidad árabe que compitió en las últimas elecciones. De tal forma que no hubo un sólo instante donde tuvo posibilidad de formar gobierno.

¿Qué análisis realizas sobre la actualidad del Likud?

Prácticamente, el Likud es el único resabio democrático que hay en la política israelí. Aquellos partidos que formalizan elecciones, y que tienen todo un proceso de liderazgo están prácticamente desaparecidos del mapa político israelí. Esto ha sucedido en parte en los partidos de derecha, religiosos y también en el Partido Laborista.

Hoy en día, casi en exclusiva las fuerzas democráticas están representadas por el Likud. El Likud tiene también un plantel de personajes de primera línea. Cada uno de ellos, en forma particular, puede ser primer ministro y también de los buenos.

¿En qué medida tiene relación este presente con la representación de Netanyahu?

No hay ninguna duda que Netanyahu ya está en el ocaso de sus funciones públicas. Y tampoco dudo que cualquiera sea el elegido por los israelíes para encabezar el Likud estará suficientemente capacitado para cumplir esas funciones.

No sé cuándo será el momento de reemplazar a Netanyahu. Yo no creo que sea necesario por el momento. Pero cuando haya que hacerlo, no tengo dudas que tenemos muchas personas capacitadas para conducir este país.

En este momento de crisis social y política por el coronavirus ¿Qué mensaje podes brindar a la sociedad?

En principio, en momentos de crisis es un acto patriótico formar un gobierno lo más extenso posible, a los efectos de conducir al país en este momento de tormenta.

El odio no puede ser el combustible de un partido político. Los partidos políticos deben estar basados en ideologías. Por eso, en más de una oportunidad, señalé que la desaparición prácticamente del movimiento laborista es una tragedia para el Estado de Israel porque tienen ideología.

Esta combinación de tres partidos que formó Azul y Blanco estaba basada solamente en el odio. Solamente en el «No a Netanyahu». Eso no puede ser una alternativa de gobierno para ningún país. Las alternativas tienen que ser alternativas ideológicas. Deben basarse en un concepto de vida. Una intención de cómo debe ser conducido el país. El odio no puede conducir a un triunfo electoral. El país se beneficiará por un gobierno amplio.

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