Exministro de la Autoridad Palestina: Nuestro discurso se ha vuelto repetitivo, nos hace ver como rechazadores de la paz

Palestinos protestan contra la decisión de Baréin de normalizar sus relaciones con Israel Foto archivo: REUTERS/Ibraheem Abu Mustafa

Los recientes acuerdos de paz entre Israel con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin que, para disgusto de los palestinos, fueron bien recibidos por muchos de los países árabes, reflejan el fracaso de la diplomacia palestina en el ámbito árabe y mundial. Las duras críticas vociferadas por los palestinos hacia los acuerdos condujeron a tensiones sin precedentes entre ellos y los estados del Golfo, que respondieron acusando al liderazgo palestino de ingratitud, corrupción y de rechazo injustificado a todas las iniciativas de paz a lo largo de los años. Además, en una medida sin precedentes, la Liga Árabe rechazó una propuesta palestina de condenar el acuerdo de paz entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos.

La postura palestina fue expresada en una serie de artículos publicados en los medios de comunicación duramente críticos contra la normalización de relaciones árabe con Israel junto a la política estadounidense en la región. En medio de estas críticas, el diario en Jerusalén Oriental Al-Quds, publicó un artículo con un tono diferente. Escrito por Ziad Abu Zayyad, ex-parlamentario palestino y ministro de asuntos de Jerusalén, el artículo afirmó que el discurso y diplomacia palestina han reforzado la imagen rechacista del liderazgo palestino ante los árabes junto al mundo y han impedido que los palestinos obtengan logros políticos.

Abu Zayyad escribió que el discurso palestino es rígido y no se ha adaptado al espíritu de la época y por ende, se ha convertido en un «disco rayado» que el mundo ya no puede escuchar. Este llamó a descartar el lenguaje de maldiciones e injurias – dirigido, por ejemplo, a la administración Trump luego de trasladar la embajada estadounidense a Jerusalén y luego de su anuncio a su Acuerdo del Siglo y contra los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin por normalizar sus relaciones con Israel y adoptar en su lugar un lenguaje diplomático mucho más suave que pondrá de su parte el apoyo árabe a la causa palestina y la restaurará en el tope de la agenda. Este hizo hincapié en que dichas medidas no significan renunciar a los argumentos y demandas esenciales de los palestinos, sino que solo es ataviar su mensaje con un nuevo atuendo que no los represente como rechazadores.

Lo siguiente son extractos traducidos de su artículo: [1]

Se acusa a los palestinos de siempre decir no y nunca proponer alternativas a todo aquello que rechazan

«El disco rayado que se escucha con más frecuencia en los círculos políticos en estos días es el que dice que los palestinos – es decir, su liderazgo – nunca toman la iniciativa, sino que solo reaccionan a los acontecimientos, de que las reacciones palestinas continúan limitadas a un completo rechazo durante cada ofrecimiento que se les hace y que deben abandonar dicho camino rechacista, tomar la iniciativa y proponer una alternativa a todo aquello que estos rechazan…

«Debe decirse que estas afirmaciones o acusaciones contra el liderazgo palestino, las cuales han encontrado audiencia en Washington y en algunas capitales europeas, fueron originadas por el Primer Ministro israelí Netanyahu y en la maquinaria propagandística israelí. Algunos de los que han adoptado estas afirmaciones… han sido presa de la propaganda israelí, han mordido el anzuelo y han comenzado a exigir que el liderazgo palestino cambie de tono, tome la iniciativa y proponga una alternativa a lo que rechaza en lugar de simplemente decir que no. La mayoría de aquellos que toman esta postura son elementos extranjeros como los europeos, estadounidenses y otros. Pero otros son árabes que se sienten culpables por su negligencia y su incapacidad para brindarle una ayuda tangible al pueblo palestino y a su liderazgo, ya sea porque son verdaderamente incapaces de ayudar o debido a la presión que ejercen los estadounidense sobre ellos. Esta propaganda contra los palestinos les provee de una excusa por su fracaso en apoyar la causa palestina como la causa árabe nacional y les permite culpar a los líderes palestinos. Ésta es la postura dominante en la mayoría de los países árabes y la diplomacia palestina no ha logrado sacar a estos países de sus débiles posturas y restaurar la causa palestina en el tope de la agenda sobre el tema de seguridad nacional árabe. Algunos de estos países se abstienen de adoptar abiertamente posturas en el apresurarse a normalizar sus relaciones con Israel, pero sin embargo apoyan esto en secreto y son responsables por ello. Otros, como Jordania, continúan aferrándose a sus posturas de principios a pesar de las grandes presiones provenientes desde todas direcciones, pero desafortunadamente estos están en el grupo de la minoría.

«Sin embargo, todo esto plantea la siguiente pregunta: ¿Tenemos nosotros alguna responsabilidad de crear la imagen negativa por las acciones diplomáticas de los palestinos, a los que se les acusa de rechazo injustificado? Antes de responder a esta pregunta, debo decir honestamente que no se nos ha ofrecido nada que lamentemos haberle dicho no y que las llamadas oportunidades perdidas no fueron verdaderas oportunidades sino [solo] pendientes muy resbaladizas de concesiones cuyas trampas logramos evitar, ya sea el Acuerdo del Siglo o los contactos estadounidenses en la región, todos los cuales son parte del plan israelí para consolidar su ocupación, los asentamientos y las anexiones».

El discurso y diplomacia de los palestinos sirven a quienes desean promover una imagen negativa de ellos

«A pesar de todo esto, puede decirse que el carácter de las acciones y el discurso diplomático palestino han hecho que esta propaganda se difunda en su contra y haya servido a quienes desearon y aún desean promover una imagen negativa del liderazgo palestino, sobre quienes Abba Eban, canciller de Israel en la década de los años 1970, dijo que «los palestinos nunca pierden la oportunidad de perder una oportunidad». La diplomacia palestina carece de dinamismo y capacidad de adaptación ante los cambios en los métodos de presentación de la información, métodos que se han convertido en los medios más importantes de comercialización de ideas, planes y posturas, nada menos que los bienes comerciales…

«Para aclarar mejor el tema, permítanme decir que el discurso diplomático que presentamos al mundo se ha convertido en un disco rayado. Seguimos repitiendo los mismos clichés y dichos, que el mundo se ha acostumbrado a escuchar de nosotros y ya no puede soportar escucharlos más, ya que han perdido su impacto… En todas partes y en cada oportunidad repetimos el mantra de la ‘solución de dos estados basado en el compromiso con la legitimidad internacional y con las resoluciones pertinentes de la ONU’, al mismo tiempo que mencionamos algunas de estas resoluciones, tales como la Resolución 194 de la Asamblea sobre los refugiados, las Resoluciones 242 y 338 sobre las fronteras de 1967 y algunas de las resoluciones sobre Jerusalén. Digo con confianza que la mayoría de las personas que siguen mencionando estas resoluciones nunca las han leído y no saben lo que dicen. Esto es como un disco que seguimos tocando, que nos da una sensación de seguridad y satisfacción porque es agradable a los oídos palestinos y repite el familiar consenso palestino… pero el mundo ya está cansado de escuchar este disco y desea escuchar algo nuevo de nosotros. La propaganda israelí se ha aprovechado de este cansancio para darnos una imagen negativa. Nosotros podemos permanecer conscientes de nuestra verdad y seguir expresando nuestra sólida postura, pero de una manera nueva que complacerá los oídos que deseen escuchar algo nuevo»…

En lugar de lanzar maldiciones sobre Trump y los estados árabes por su política respecto a Israel, deberíamos haberla aprovechado para obtener nuestros propios logros

«Por ejemplo, cuando el presidente estadounidense Trump anunció su reconocimiento a Jerusalén como la capital de Israel, nos apresuramos a rechazar esta decisión y exigir que el presidente estadounidense la revoque. ¿Alguien que sepa algo de política realmente espera que el presidente estadounidense revoque su decisión sólo porque nosotros lo exigimos? ¿Tenemos el poder, la capacidad y la influencia de hacer que se retracte? Tampoco nos dimos cuenta de los incentivos que el Presidente Trump incluyó entre las líneas de su anuncio, porque nos arrastraron a adoptar una postura polarizada. No advertimos que la decisión de Trump afirmaba que su reconocimiento a Jerusalén como la capital de Israel no definía las fronteras del territorio que permanecería bajo soberanía israelí y que estas fronteras se determinarían en negociaciones. Incluso agregó que su reconocimiento de Jerusalén [como la capital de Israel] no afectaría en sí las negociaciones del acuerdo final sobre Jerusalén y que el consulado estadounidense continuaría operando en Jerusalén Oriental. Al rechazar la decisión estadounidense de lleno y competir unos con otros en maldecir e insultar contra Trump y su administración, solo le proporcionamos a Netanyahu y a su máquina propagandística municiones para incitar a Trump [en contra nuestra] y utilizar nuestras maldiciones para presionarlo a que tome medidas en contra de nosotros. En consecuencia, cerró las lagunas que había dejado en su declaración inicial y terminó diciendo que Jerusalén ya no está sobre la mesa de negociaciones… No tenemos más remedio que examinar nuestra demanda de que Trump revoque su decisión y preguntarnos qué hubiese hecho si nos abstuviésemos de lanzar un ataque verbal de insultos personales en su contra, sino más bien exigimos que reconociera a Jerusalén Oriental como la capital de Palestina a cambio de su reconocimiento de Jerusalén Occidental como la capital de Israel…

«Seguimos el mismo camino tradicional al abordar la normalización de relaciones por parte de Israel con los Emiratos Árabes Unidos y Bahréin. Estuvimos familiarizados con las posturas de algunos de los países influyentes de la Liga Árabe y sabíamos que nos acusarían por no ofrecer alternativas a las propuestas estadounidenses. También sabíamos que nunca apoyarían una resolución que condene a los Emiratos Árabes Unidos y a Bahréin, por un deseo de preservar sus buenas relaciones con estos dos países y también porque tal resolución hubiese hecho enojar a los Estados Unidos, así como también a otros estados árabes que deseen normalizar sus relaciones con Israel y solo esperan el momento adecuado para hacerlo. En lugar de maldecir e injuriar sobre todos aquellos partidarios a la normalización, deberíamos haber utilizado un lenguaje diplomático amable, libre de insultos, para exigir que los países árabes dediquen toda su acción política a revivan y renueven la iniciativa de paz árabe y reprendan a aquellos que están actuando para enterrarlo. No deberíamos haber lanzado una maratón de maldiciones contra nuestros compañeros árabes, una verdadera maratón que alistó a los pueblos árabes en contra nuestra y les dio a todos aquellos que albergan hostilidad y odio hacia nosotros la oportunidad de declarar esto abiertamente y quitarse la careta del rostro».

Debemos adoptar un nuevo discurso que no renuncie a lo esencial pero que no nos presente como rechacistas

«En conclusión, si queremos actuar en el ruedo diplomático, debemos repensar nuestro discurso diplomático que dirigimos hacia los árabes y al mundo y revestir nuestras ideas y demandas con un nuevo atuendo que no renuncie a lo esencial sino que aun así prive a nuestros rivales la oportunidad de presentarnos como meros rechacistas. A la inversa, si deseamos apartarnos de la diplomacia y tomar medidas revolucionarias es decir, la resistencia armada, estas no pueden limitarse a discursos y declaraciones grandilocuentes en mítines y en los medios de comunicación, sino que deben tomar la forma de acciones y medidas sobre el terreno. Todo esto significa cambiarles los esquemas a todos y volver al punto de partida. No creo que esto sea realmente algo que queramos o algo que el liderazgo es capaz de hacer, no solo en Ramala sino también en Gaza».

[1] Al-Quds (Jerusalén Oriental), 20 de septiembre, 2020.

Fuente: MEMRI

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