¿Está Netanyahu empujando a nuevas elecciones?

Benny Gantz y Benjamín Netanyahu Foto archivo: REUTERS / Menahem Kahan

Según el acuerdo que estableció el gobierno de unidad, conformado el 17 de mayo pasado, el primer ministro Benjamín Netanyahu, debería gobernar el Ejecutivo hasta octubre de 2021, cuando sea reemplazado por el ministro de Defensa y primer ministro alternativo, Benny Gantz, quien debería completar los cuatro años de mandato.

Sin embargo, el romance del partido Likud (liderado por Netanyahu) y Azul y Blanco (de Gantz) parece estar más cerca del final que lo previsto.

No se trata ahora de una cuestión ideológica: el tema de la extensión de la soberanía israelí a partes de Judea y Samaria (Cisjordania), o la “anexión”, pasó a un lejano segundo plano a raíz de la crisis desatada por la segunda ola del COVID-19.

Queda apenas un mes para aprobar el presupuesto, todo un extenso procedimiento burocrático que implica tres votaciones (lecturas) en la Knéset (Parlamento). Si esto no sucede para el 25 de agosto, el Parlamento se disolverá automáticamente y el país irá a elecciones el 17 de noviembre.

Gantz desconfía profundamente de Netanyahu, pero aún sueña con que cumplirá el pacto y le entregará el poder en octubre del año próximo. Por eso quiere, con la aprobación de un presupuesto bianual (de dos años), que esa no sea la excusa para deshacerse del gobierno unitario.

En cambio, Netanyahu prefiere la aprobación del presupuesto anual, es decir el tiempo que ya pasó (ocho meses) y otros cuatro meses hasta diciembre. Probablemente, el primer ministro quiere tener la opción de disolver gobierno unitario en junio próximo. Es difícil encontrar otra explicación, ya que, como señaló el periodista Atila Somfalvi a la radioemisora estatal Kan, la mayoría de los economistas considera que no tiene sentido aprobar un presupuesto hasta diciembre de este año, y que, en cambio, sería más lógico sancionarlo hasta fines de 2021.

Si bien, el Likud de Netanyahu está cayendo en las encuestas a alrededor de 30 diputados, por la deficiente gestión de la crisis de la pandemia, el bloque de derecha oscila entre los 60 y 63 escaños, de los 120 que conforman el Parlamento.

Además, tras el ingreso de Azul y Blanco a la coalición de Netanyahu, el bloque opositor se ha quedado sin líderes carismáticos.

Para el veterano analista Hannan Kristal, no sería de extrañar que Netanyahu, que ha tratado de sortear políticamente su procesamiento judicial enviando tres veces al país a elecciones, lo haga por cuarta vez. Todo depende si cree que en noviembre tendrá mejores posibilidades que en junio.

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