El ratio de positivos en Israel continuó disminuyendo ayer, situándose en un 11,3%, frente al más de 15% que llegó a alcanzar la semana pasada, un signo de que la curva de la segunda ola de coronavirus puede estar empezando a aplanarse, tras más de dos semanas de confinamiento.
Ayer se detectaron 4.600 nuevos positivos, frente a los cerca de 9.000 que llegaron a alcanzarse algunos días de la semana pasada, pero también el número de test fue inferior, con 42.000, en vez de los entre 50 y 60.000 que se llegaron a hacer entonces, según muestran los datos del Ministerio de Salud de anoche.
La cifra de enfermos graves sigue siendo preocupante, con 880, por encima de los 800 a partir de los cuales Salud considera que el sistema sanitario tendría demasiada presión. De ellos, 228 están conectados a respiradores.
El Gabinete de Coronavirus se reunió de nuevo anoche para evaluar la respuesta a la pandemia y tratar sobre el posible levantamiento de las restricciones, pero no anunció ninguna decisión, por lo que se espera que el confinamiento nacional continúe en la forma actual hasta el próximo lunes. Varios ministros dijeron que se podría extender al menos dos semanas más.
Ayer, el primer ministro, Benjamín Netanyahu, condenó la asistencia masiva de ultraortodoxos al funeral de un rabino y señaló que estos actos y las manifestaciones multitudinarias que desde marzo piden su dimisión, son «incubadoras de coronavirus».
«Esto es inaceptable (…). Hago un llamamiento al público ultraortodoxo y secular, a todos los ciudadanos de Israel, a respetar las reglas», pidió.
Israel, con unos nueve millones de habitantes, se ha situado en las últimas semanas entre los países del mundo con una mayor morbilidad, aunque sigue manteniendo una mortalidad baja, con 1.757 fallecidos por la covid-19 desde marzo. EFE