El papel de Israel para ayudar a la Administración Biden a establecer una política hacia Irán

26 noviembre, 2020 , , ,
Joe Biden y Benjamín Netanyahu Foto archivo: Embajada de EE.UU. en Jerusalén Flickr CC BY 2.0

Israel debería tratar de persuadir al equipo de transición de Biden para que no ofrezca a Irán ninguna concesión prematura; debería delinear lo que constituiría un acuerdo aceptable, “más fuerte y más largo”; encontrar otros actores internacionales que apoyen la política sugerida por Israel (posiblemente Francia e incluso Rusia); y preparar una opción militar viable, tanto para fortalecer la mano negociadora de Estados Unidos como una opción en caso de que no se revierta el rumbo actual de Irán.

Se requiere de acciones inmediatas

Las decisiones y orientaciones estratégicas que surgen durante los períodos de transición presidencial a menudo tienen un efecto formativo en cuestiones clave de política. Por lo tanto, el equipo de transición del presidente Obama decidió en 2008-2009 abandonar las obligaciones contenidas en la carta de Bush de 2004 a Sharon; una medida que sentó las bases para una seria brecha con Israel sobre las cuestiones palestinas en los años venideros.

La política sobre Irán estará entre los primeros desafíos de Biden. Por lo tanto, es de vital importancia que Israel se involucre ahora mismo con miembros clave del entrante equipo de Biden, como Ron Klain, Anthony Blinken, Michelle Flournoy y Jake Sullivan.

En la mayor medida posible, esos enfoques deben realizarse conjuntamente o en muy estrecha coordinación con los nuevos socios de Israel en el Golfo. Estos países comparten las perspectivas de Israel sobre la amenaza regional iraní y sobre la necesidad de bloquear el camino de Teherán hacia las armas nucleares.

Esto debería hacerse bajo la rúbrica general de comprometerse con los EE.UU. sobre la necesidad de una posición negociadora viable. Después de todo, incluso en su controvertido discurso en el Congreso de marzo de 2015, el primer ministro Netanyahu dejó en claro que Israel no descarta un acuerdo con Irán y que es posible un acuerdo significativamente mejor que el JCPOA [Plan de Acción Integral Conjunto].

La tarea inmediata: mantener la influencia de las sanciones

Para Israel, para los escépticos de Irán en Washington y para sus socios en la región, la primera prioridad operativa es persuadir al equipo de seguridad nacional entrante de Estados Unidos para que mantenga una influencia total sobre Irán. Las sanciones contra Irán no deben levantarse como un «gesto» sin un retorno iraní verificado al statu quo ante (al menos) en términos de reservas de LEU [uranio poco enriquecido] y actividades de enriquecimiento en curso.

El canto de sirena del canciller iraní Zarif (publicado en The New York Times) no debe ser escuchado. Zarif habla de compromiso solo si Estados Unidos elimina primero las sanciones. Esta sería la única forma segura de provocar el colapso de cualquier negociación significativa. El hecho de no mantener las importantes presiones actuales sobre Irán reducirá drásticamente, en lugar de mejorar, las posibilidades de alcanzar e implementar un acuerdo aceptable.

La campaña de Biden-Harris ha hablado de un regreso al JCPOA; aunque, como ha sugerido Tony Blinken, en una versión «más fuerte y más larga». Esto no compromete ni debe comprometer al presidente electo a aceptar los términos y demandas de Teherán. Irán está ahora en un incumplimiento innegable de sus obligaciones bajo el JCPOA, particularmente en términos del tamaño de su arsenal mejorado de uranio. La eliminación de esta reserva y el fin de todo enriquecimiento más allá de los límites del JCPOA deben ser una condición previa para la flexibilización de las sanciones.

Paralelamente, este punto también debe hacerse mediante la acción del Congreso, a través de la legislación si es posible o al menos a través de una resolución “Sense of the Congress” que subraye la necesidad de negociar desde una posición de fuerza. Dado el colapso de la demanda (y de los precios) en los mercados energéticos, los costos de oportunidad de mantener las sanciones no son demasiado elevados, y se puede alentar a Europa a hacer lo mismo.

Definición de metas aceptables

La posición de Israel siempre ha sido que algún acuerdo con Irán es posible o deseable. Netanyahu ha declarado explícitamente que es necesario abordar cuatro asuntos para convertir al JCPOA, de una debacle peligrosa e incluso desastrosa, en un buen acuerdo; y un acuerdo que contribuya a la estabilidad regional en lugar de socavarla.

Lo más importante es que las llamadas «sunset clauses» [cláusulas de extinción] deben renegociarse para mover mucho más adelante en el tiempo, o mejor aún, posponer indefinidamente, el momento en el que Irán quede libre de enriquecer uranio como lo crea conveniente (es decir, si sería libre de «lanzarse» hacia una bomba nuclear).

Tal como están las cosas, los límites del JCPOA sobre el enriquecimiento se levantarán gradualmente a mediados de esta década. Dados los planes detallados para construir un dispositivo nuclear que sabemos que Irán tiene, esto significaría un rápido cambio en toda la región hacia una carrera de armamentos nucleares altamente desestabilizadora.

Otro aspecto de un acuerdo «más fuerte» debería ser un régimen de inspecciones sólido que ya no dependa de la buena voluntad iraní. Esto debe ir acompañado de una resolución de todas las interrogantes que aún se ciernen sobre el PMD (las posibles dimensiones militares) del programa nuclear iraní.

Un nuevo acuerdo con Irán también debe frenar las actividades de desestabilización regional de Irán. En Líbano, Siria (más recientemente, en la frontera de Israel), Irak, la Franja de Gaza y Yemen, los proxys [apoderados] iraníes tienen el control total o compiten por el poder supremo. Debe ser parte de cualquier acuerdo futuro un compromiso claro por parte de Irán para desistir de las prácticas de subversión y guerra a través de proxys [apoderados].

Un cuarto asunto igualmente importante tiene que ver con el desarrollo y despliegue de misiles balísticos en Irán. Dado que tales IRBM [Misil Balístico de Alcance Intermedio son el único medio fiable de ataque con el arsenal nuclear iraní en desarrollo, el impedimento de esta capacidad es de importancia estratégica. De hecho, detener el programa de misiles iraní reduciría en gran medida la utilidad futura del proyecto nuclear. Por lo tanto, este asunto debe incluirse en un acuerdo global definitivo con Irán. Mientras tanto, Occidente debe insistir en la implementación estricta de la prohibición de la ONU de 2015 sobre las actividades de misiles balísticos iraníes (RCSNU 2231, Anexo B, párrafo 3).

Cooptación de aliados y socios

El plan presentado anteriormente no es una carga que Israel deba llevar solo. La dinámica regional y política ha cambiado desde 2015. En ese momento, los países árabes (principalmente los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita) se callaban en público, a pesar de su ferviente apoyo a la posición israelí en privado. Hoy en día, los socios del Golfo en los Acuerdos de Abraham, así como Arabia Saudita, ya no temen ser vistos hombro con hombro con Israel. Han denunciado abiertamente al régimen iraní (repleto de comparaciones con el régimen nazi). Si bien la relación de Biden con los saudíes puede ser tensa, ningún presidente, senador o congresista estadounidense puede ignorar por completo las posiciones de los países del Golfo. (Es posible que su influencia energética se haya reducido considerablemente, pero sus fondos soberanos siguen siendo enormes).

Paralelamente, puede surgir una oportunidad única de cerrar filas sobre la cuestión iraní con los franceses (y con el gobierno de Boris Johnson en Londres). En varios temas (sobre todo, la lucha por la hegemonía en el Mediterráneo oriental, contra Turquía), Jerusalén, Abu Dhabi y París están ahora de acuerdo. Sobre Irán, durante las negociaciones que llevaron al JCPOA en 2015, la posición de Francia fue a menudo la más sólida. En 2018, el presidente Macron estaba dispuesto a llegar a un entendimiento operativo con el secretario de Estado Pompeo sobre los puntos enumerados anteriormente, y en particular con respecto a las “sunset clauses”. Con Francia y Gran Bretaña adoptando una posición firme, sería posible generar un terreno común entre Estados Unidos y sus aliados europeos que abordaría las preocupaciones planteadas por Israel y los Estados del Golfo.

Una intrigante perspectiva sería cierto nivel de entendimiento con Moscú, que no desea que Irán se una al club de las potencias militares nucleares. Hay puntos importantes de influencia e incentivos que podrían inducir al presidente Putin a cerrar un trato; algo que legitimaría el papel de Rusia en los asuntos mundiales a cambio de la cooperación rusa contra Irán. Las tensiones entre los propósitos de Rusia en Siria y los de Irán y sus agentes allí ya están aumentando. Y, en el Mediterráneo oriental, Rusia ya está alineada con Israel, Egipto, Sudán, Grecia y Chipre, contra Turquía e Irán.

La necesidad de una amenaza militar creíble

Por último, pero ciertamente no menos importante, debe quedar claro para el equipo de seguridad nacional entrante de EE. UU. que cualquier intento de negociación debe ser, puede ser y (en lo que respecta a Israel) será firmemente respaldado por una amenaza militar creíble (CMT por sus siglas en inglés).

Si bien Estados Unidos también debería mostrar signos de poseer tal opción (algo que incluso la administración Obama hizo cuando estaba preparando el caso de sanciones), las opciones militares independientes de Israel y un mensaje claro sobre la libertad de acción de Israel son de valor estratégico.

Un CMT israelí semi-abierto tiene dos propósitos. Primero, presta energía y urgencia a los esfuerzos para obligar a Irán a aceptar los términos clave descritos anteriormente. Debe quedar claro (como fue el caso en 2010-2012) que la alternativa a las sanciones y un «buen» acuerdo no será la aquiescencia de un «mal» acuerdo, sino un camino hacia la guerra.

En segundo lugar, la CMT ofrece a Israel un curso de acción alternativo si fracasan las negociaciones con Irán; y de hecho, es probable que fracasen, dada la intransigencia de Irán. Por supuesto, la amenaza militar debe ser creíble y factible. Existe una delgada línea entre la divulgación de planes operativos y la señalización de capacidades genéricas, y el liderazgoisraelí/FDI [Fuerzas de Defensa de Israel] tendrán que determinar dónde se encuentra esta línea. Sin embargo, una cooperación más estrecha entre Israel y los Emiratos Árabes Unidos, y la posesión por parte de Israel de ciertas bombas que penetran en los búnkeres, pueden desempeñar un papel en la transmisión del mensaje correcto.

Fuente: The Jerusalem Institute for Strategy and Security.

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