«Los servicios de seguridad húngaros no han realizado ni tampoco realizan vigilancia ilegal», aseguró el ministro del Interior, Sándor Pintér, citado por la agencia de noticias estatal MTI.
En respuesta a la diputada independiente Bernadett Szél, que le había interrogado sobre la adquisición del programa de espionaje israelí Pegasus, el ministro agregó que «Hungría es un estado de derecho y como tal actuó y actúa conforme a la leyes en el caso de todas las personas».
Una investigación de varios medios internacionales, como el Washington Post, Le Monde, Guardian, Die Zeit, así como el húngaro Direkt36, apunta a que numerosos gobiernos han usado el software israelí.
Pegasus fue desarrollado por la empresa NSO Group, diseñado para perseguir a criminales y terroristas, y su uso está restringido a un número limitado de gobiernos y agencias gubernamentales.
Direkt36 estima en unas 300 las personas que en Hungría pudieron haber sido objeto de vigilancia mediante ese programa, entre otros periodistas, fotógrafos, propietarios de medios, si bien admite que se desconoce el número exacto de los teléfonos móviles escuchados.
La presidenta de la Comisión Europea (CE), Ursula von der Leyen, se mostró en Praga preocupada por el caso, que calificó de «absolutamente inaceptable» y afirmó que si eso ha ocurrido, está en contradicción de cualquier regla de la Unión Europea (UE).
El ministro húngaro de Exteriores, Péter Szijjártó, se limitó a decir que su gobierno no cuenta con informaciones «sobre esta supuesta colección de datos».
Hungría es, por el momento, el único país de la UE mencionado en la investigación periodística como usuario de Pegasus. EFE