El Acuerdo de Normalización entre Israel y Sudán: Ganancias simbólicas a corto plazo, potencial económico a largo plazo

El primer ministro, Benjamín Netanyahu, celebra el acuerdo de paz con Sudán Foto: GPO vía Facebook

La importancia del acuerdo recientemente anunciado entre Israel y Sudán radica sobre todo en su valor simbólico, y menos en el potencial inmediato para recalentar las relaciones entre ambas naciones.

Para aquellos israelíes que tienen la edad suficiente para recordar, a Jartoum se lo asocia en gran medida con la infame resolución de los “Tres No” de la Liga Árabe adoptada allí luego de la Guerra de los Seis Días de 1967, que proclamaba “no a la paz con Israel, no al reconocimiento de Israel, no a las negociaciones con Israel.” Sudán se convirtió en un aliado acérrimo de Irán y, segun los reportes, fue el sitio de numerosas operaciones militares israelíes destinadas a interceptar las armas iraníes destinadas a Gaza. El hecho de que el país africano de 45 millones de habitantes se encuentre ahora entre los amigos de Israel es, por lo tanto, un giro extraordinario de la historia.

A largo plazo, la ubicación de Sudán como puente entre el Norte de África árabe y África subsahariana puede ser beneficioso económica y diplomáticamente para Israel. Aun así, a corto plazo, dado el continuo apoyo popular a la causa palestina entre la población sudanesa, y la fragilidad política más generalizada del país desde el derrocamiento el año pasado del dictador  Omar al-Bashir, es improbable que el acuerdo genere la clase de lazos interpersonales como los esperados a raíz de los acuerdos firmados con Emiratos Árabes Unidos y Baréin en los últimos meses.

La Dra. Sarah Feuer es Investigadora Miembro del INSS y experta en África del Norte.

Fuente: INSS

Traducción de Michelle Terdjman.

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