Eitan Ginzburg, de Argentina a la Knéset: “Israel necesita a Azul y Blanco para salvar la democracia”

Eitan Ginzburg: Foto Knéset

De cara a las elecciones del 23 de marzo, en entrevista exclusiva para Aurora, Ginzburg manifestó que su partido constituyó, en abril del año pasado, con el Likud un gobierno de unidad para impedir nuevas elecciones, bajo el telón de fondo de la crisis del coronavirus y que con su sacrificio político bloqueó los embates del primer ministro, Benjamín Netanyahu, contra el Poder Judicial. También desbarató el proyecto de anexión de los territorios de Judea y Samaria (Cisjordania), facilitando los recientes acuerdos de paz con los países árabes, tales como Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, Sudán y Marruecos.

Ginzburg también dijo que teme que si su agrupación política no logra ingresar en la Knéset (Parlamento); el 1 de abril Netanyahu reemplazará a los miembros de Azul y Blanco en el Gobierno por individuos corruptos y extremistas dispuestos a despedir a los fiscales del Estado, cancelar el juicio al primer ministro, y golpear el aparato judicial, lesionando gravemente el sistema democrático.

Nacido en La Plata, Argentina, en 1977, Ginzburg, arribó a Israel con su familia con apenas 18 meses y se instaló en el kibutz Or Haner, para luego mudarse, a los diez años, a Raanana. En 1995, se incorporó a las Fuerzas de Defensa de Israel, sirviendo en la Policía Militar, donde alcanzó el rango de mayor.

En 2003 fue elegido por primera vez como concejal de la Municipalidad de Raanana y en un corto período (entre marzo y diciembre) de 2018 sirvió como alcalde de la ciudad, convirtiéndose en el primer intendente abiertamente homosexual de una ciudad israelí.

En 2019 fue elegido diputado por el partido Azul y Blanco, y reconoce que su amplia trayectoria política a nivel local le permite entender y predecir cómo serán traducidas las decisiones parlamentarias en el terreno.

Pablo Sklarevich: ¿Cuáles han sido logros del partido Azul y Blanco para la comunidad LGBT?

Eitan Ginzburg: Azul y Blanco hizo mucho por la comunidad LGBT en la última época de apenas ocho o nueve meses en el Gobierno, que no han sido fáciles. Azul y Blanco es un partido liberal, pero estamos con socios del partido Likud y los partidos ultraortodoxos que están muy lejos de nuestras ideas en este contexto. Por lo tanto, no logramos prosperar leyes que conduzcan a la igualdad de derechos, pero avanzamos en muchas cuestiones. Po ejemplo, aseguramos por primera vez un presupuesto de 20 millones de shekels que les permitirá a las autoridades locales darle servicios a la comunidad LGBT. Además, cambiamos los formularios oficiales para que no esté escrita la categoría “padre” o madre” sino “progenitor 1” y “progenitor 2”, para que las personas vinculadas con la comunidad LGBT puedan escribir sus nombres como corresponde sin relación al género.

Avanzamos la legislación fundamental de la igualdad, que tal vez sea la más importante de esta Knéset. Créase o no somos un país democrático y la palabra igualdad no está en nuestras leyes, que es muy importante para la comunidad LGBT, y que debido a las elecciones se detuvo.

En los ministerios gestionados por Azul y Blanco, después de ocho años de gobierno de derecha, introdujimos políticas que dieron respuesta a la comunidad LGBT, diferentes actividades que esperamos continuar en el próximo período parlamentario.

PS: ¿Cuáles han sido su actividad en relación con los países latinoamericanos y la comunidad latina en Israel?

EG: En principio, soy el presidente de la Asociación de Amistad Interparlamentaria Israel-Argentina e Israel-España para mejorar las relaciones entre los parlamentos de ambos países. Lamentablemente, con la irrupción de la pandemia todos estuvieron ocupados con ese tema y no hubo mucha actividad internacional. Sin embargo, hubo contactos con embajadores de ambos países y no encontramos directamente y a través de la aplicación Zoom. Con el presidente del Congreso de Argentina comencé a hacer contactos, aunque el período parlamentario de la Knéset fue muy corto, pero la relación es muy importante para que conozcan mejor a Israel y para ver cómo se puede cooperar entre ambos países.

Con respecto a la comunidad latina en Israel, ellos están conectados a través de las organizaciones que los representan. Una de las cosas más lindas que tiene la comunidad latina en Israel es que no se aísla, no es una comunidad cerrada y su absorción dentro de la sociedad israelí es muy buena, y yo estoy siempre allí con quien precisa ayuda. Intentamos ayudar a varios especialistas del servicio veterinario, con facilidades en los exámenes y otras cosas, hasta donde se puede. Soy sensible a los problemas y angustias que enfrentan los nuevos inmigrantes de Latinoamérica.

PS: ¿Qué propone el partido Azul y Blanco? ¿Volverán a formar alianza con Netanyahu?

EG: Azul y Blanco nació como un partido de centro con una línea política que realza el lugar del Estado y pone a Israel por encima de todo. Como decimos: “El reino antes que la monarquía”. Fue establecido para cambiar el gobierno que lleva doce años consecutivos (quince en total) en el poder. En las últimas elecciones decidimos establecer un gobierno de unidad debido a la propagación de la pandemia del coronavirus. Una crisis de salud acompañada por una grave crisis económica. Creímos que eso era lo más responsable para hacer. También porque no había mayoría para formar un gobierno bajo la dirección de Benny Gantz, y evitar ir a elecciones por cuarta vez. Creímos que Netanyahu se iluminaría, pero nos mintió. Le mintió al público. Por eso vamos ahora a elecciones. Impidió la confección del presupuesto a pesar de la grave crisis económica.

Al ingresar a la coalición tomamos la mitad del Gobierno. Por primera vez en doce años no gobierna solo y no puede hacer lo que quiere. Precisa el acuerdo de Azul y Blanco en todo. También fijamos que el puesto de primer ministro debía ser para Azul y Blanco. Pero como dijimos, Bibi nos mintió y le mintió al público. Así que no tenemos la intención de formar un nuevo gobierno con Netanyahu; sino que queremos que sea sustituido en estas elecciones. Esperamos que Azul y Blanco entre fuertemente en el Parlamento para ser un factor importante en el próximo gobierno que sustituya a Netanyahu. Vamos a apoyar, por supuesto, a todo candidato que conduzca a un cambio de gobierno que reemplace a Netanyahu.

Eitan Ginzburg Foto: Knéset

PS: ¿Cuál fue el papel de Azul y Blanco con respecto al plan de anexión de territorios en Judea y Samaria?

EG: Azul y Blanco se opone a la anexión y por supuesto a toda anexión unilateral de territorios que podría incitar a una guerra con los palestinos y dañar los intentos diplomáticos para establecer un acuerdo con los palestinos.

Estamos a favor de la paz, un arreglo o un acuerdo con los palestinos, pero con límites, incluyendo a Jerusalén que debe permanecer siempre unida y los bloques de asentamiento como Gush Etzíon y el Valle del Jordán como frontera oriental, desde el punto de vista de la seguridad. Por encima de eso estamos dispuestos a dialogar. Lamentablemente, los palestinos no están dispuestos a sentarse a negociar.

Además, la anexión es un derivado del Plan de Trump. Nosotros estamos a favor del Plan de Trump. El Plan de Trump habla no solo de la anexión sino también de la autodeterminación y la entidad palestina, con lo que el Likud no está de acuerdo. Por supuesto, que el Likud quiso ir hacia la anexión e ignorar el resto.

Los ministros de Defensa, Benny Gantz, y de Exteriores, Gabi Ashkenazi, impidieron la anexión. El hecho de que Azul y Blanco impidió la anexión posibilitó la paz con los Emiratos Árabes Unidos, Bahréin, y todos los países que quieren hacer ahora la paz con nosotros.

Si hubiera habido anexión no habría ahora paz con esos países. Es un ejemplo de cómo la presencia de Azul y Blanco frenó una movida política peligrosa para la seguridad de Israel y sus intereses de defensa, y facilitó el arreglo político con otros países.

PS: ¿De qué se trata el supuesto “complot del 1 de abril” que comentan?

EG: Queremos sustituir a Netanyahu porque creemos que un primer ministro procesado judicialmente por delitos no puede dirigir el gobierno. Creemos que, en los últimos años, debido a su juicio, Netanyahu cambió su enfoque con respecto al sistema judicial e intenta hacer todo para mantenerse en el gobierno, y tal vez cancelar su juicio, asegurarse la inmunidad, dañar los tribunales, deslegitimar la justicia para que se diga: “No se lo puede juzgar, el sistema judicial no funciona bien, todos están en contra de Netanyahu”.

Nosotros tememos al 1 de abril, porque entramos en el gobierno en nombre de la moderación, queríamos luchar contra la corrupción. Contra las cosas malas que lamentablemente conocemos de Sudamérica, y defender el estado de derecho y el sistema judicial. Tememos que si Azul y Blanco no es lo suficientemente fuerte y no está presente en la Knéset; Netanyahu despedirá a los ministros de Azul y Blanco, quedará solo en el Gobierno con el Likud y sus socios ultraortodoxos y comenzará a despedir a los fiscales del Estado, designará en esos puestos a gente extremista y corrupta, que cambiará la fisonomía del Estado, como país democrático. Luchamos para que eso no ocurra. Pero tememos que eso ocurrirá si no estamos allí. Con todas las críticas que hay a Azul y Blanco, es el último freno contra el daño al sistema judicial. Es importante que estemos allí después de las elecciones en el gobierno de transición y en el próximo gobierno que cambie a Netanyahu.

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