Celebración de la Fiesta de las Cabañas

Rabino Eliezer Shemtov
El domingo al anochecer, comienza la festividad judía de Sucot, o Fiesta de las cabañas.
Su origen está en la Biblia (Levítico, 23:42, 43) y conmemora la Providencia Divina que acompañaba a los Israelitas durante los cuarenta años de su viaje en el desierto, luego de su éxodo de Egipto rumbo a la Tierra Prometida.
La celebración de la festividad consiste en dos componentes: la Sucá (cabaña) y las cuatro especies (citrón, palmera, mirto, sauce).
Durante los ocho días (en Israel son solo siete) de la festividad el judío tiene la obligación de salir de su casa y vivir en una Sucá. Realiza todas sus comidas ahí y hay quienes también duermen en la Sucá. La Sucá es una estructura cuyo techo debe ser confeccionado de vegetación cortada de su raíz y que sea tan espeso como para lograr que en su interior haya más sombra que sol.
El objetivo de este precepto es concientizarnos en cuanto a nuestra vulnerabilidad y dependencia de la protección Divina. Vivir bajo un techo de ramas lo expone a uno a la intemperie. No puede controlar la lluvia. Esto nos debería concientizar del hecho que, en realidad, no controlamos nada en la vida. Está en nosotros hacer el mejor esfuerzo ante cada situación, pero a fin de cuentas, los resultados no dependen de nosotros, aunque tendemos a creer lo contrario.
Esta realización no tiene como objetivo desinflar la autoestima del hombre, sino todo lo contrario. El pensar que todo lo que le ocurre a uno depende de uno, es una carga demasiado grande, causante de ansiedad. Saber que uno puede confiar los resultados finales al Todopoderoso, alivia la carga y permite que uno no se distraiga por lo que no depende de uno – resultados – para poder dedicarse a lo que sí – esfuerzo -.
El otro componente de la celebración es tomar cuatro especies, un citrón, una fronda de palmera, ramos de mirto y de sauce, unirlas y recitar la bendición correspondiente. Cada uno de dichas especies representa otra clase de persona. El citron, que posee tanto un aroma como sabor agradables, representa aquel que se destaca tanto por su sabiduría como por sus buenas acciones. La palmera que produce dátiles pero carece de aroma, representa a aquel que se destaca por su sabiduría pero no tanto por sus logros concretos. El mirto, poseedor de una fragancia muy agradable, represente aquel que se destaca por sus buenas acciones y no tanto por su sabiduría. El sauce que no tiene ni aroma ni sabor especiales representa aquel que no se destaca ni por su logros intelectuales ni por sus logros prácticos.
El mensaje aquí es la importancia de la unión y la interdependencia entre los distintos segmentos de la sociedad. Cada uno tiene algo para aportar. Inclusive, o quizás especialmente, el “sauce” representa la valoración esencial de ser, más allá de tener. El ser humano vale simplemente por el hecho que existe, más allá de los dones o recursos que pueda llegar a tener.
Si incorporáramos estos valores en nuestras vidas, ayudaría a lograr una sociedad en la cual no solo se tolera al diferente, sino que se lo valora y respeta.■

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