A la cabeza sin cabeza

Benjamín Netanyahu - Foto: GPO - Haim Zach - vía Flickr

Israel acaba de iniciar, el domingo 7 de marzo, una reapertura gradual de actividades.  Los israelíes quieren y deben retomar una rutina que reactive la vida con los parámetros de normalidad necesaria para poder impulsar la economía, la educación y proteger la salud mental de todos.

El ejecutivo de gobierno ha logrado una vacunación masiva de la población que coloca al país como líder mundial en este aspecto.

No ha sido una tarea fácil conseguir millones de vacunas e implementar la logística de vacunación para las dos dosis requeridas. El ciudadano israelí, muy exigente, no ha dado el debido crédito por este logro. Los efectos negativos de más de un año de pandemia, cierres, aperturas, medidas y contra-medidas, han pesado más.

Israel enfrenta al virus en un ambiente de dificultades e incertidumbres.  En primer lugar, con un gobierno interino porque se está yendo a las cuartas elecciones en menos de dos años. Cuando esto pasa en un país de tanto debate como lo es Israel, cualquier medida y cualquier omisión, tiende a calificarse como impulsada por razones electorales. Ello desgasta a gobierno, oposición y a los ciudadanos.

El primer ministro enfrenta varias causas en la justicia, lo cual redunda en confusión y desaliento. No se puede determinar con exactitud si el primer ministro actúa con apego a sus convicciones y por ello permanece en el cargo, ni si la oposición explota los casos judiciales del primer ministro para lograr el objetivo de desplazarlo, una vez que el mecanismo electoral aún no lo ha desbancado.

Para complicar más el panorama, la nueva administración de Joe Biden en los Estados Unidos, es diferente a la de Donald Trump. Israel no cuenta en Biden con el aliado incondicional y vociferante, y aunque es evidente que los americanos seguirán apoyando a su aliado natural y probado del Medio Oriente, el cambio de la Casa Blanca ha introducido ruido en el sistema.

A los efectos de probar que tanto puede ser presionado Joe Biden y su equipo, los últimos días han tenido un incremento de la hostilidad iraní en la zona.  Un barco de bandera israelí atacado en el Golfo Pérsico, un derrame de petróleo presuntamente provocado, que sube las tensiones. Y la siempre complicada situación de Siria, que es una piedra en el zapato para Israel. No falta en la ecuación, la frontera con el Líbano y el arsenal de cohetes que se encuentra allí, como amenaza permanente contra el Estado Judío.

Con todo y estas situaciones bien complicadas, Israel ha sido el primer país en ir venciendo al virus. Por delante de países con muchos menos problemas.  Demuestra esto el compromiso del gobierno y las instituciones, la contraloría que ejerce la oposición y la solidez del aparato de salud israelí.

Sí. En lo que respecta al combate del virus, Israel está a la cabeza. Aunque las situaciones por las cuales atraviesa pareciera que dejaran a los responsables de gobierno sin cabeza para atender la emergencia.

Se ha actuado con cabeza.

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