Torpe coincidencia: Satanizar a la izquierda

22 marzo, 2019 , , , ,

Más allá de las distancias -aparentemente más personales que ideológicas- que separan a Netanyahu de Ganz-Lapid en la afiebrada lucha por el voto sobresale un compartido y filoso rechazo a la izquierda. Término y opción que se les antoja satánicos. En contraste la derecha -por su sonido o por su ubicación anatómica o por interesada ignorancia- se antoja cualitativamente superior.

Foto: GPO – Amos Ben Gershom

Un repaso histórico de estos términos tal vez pondrá en mejor perspectiva su evolución y sustancia, hoy tergiversadas en el caldo electoral.

“Izquierda” y “derecha”como términos políticos e ideológicos tienen origen en la Revolución Francesa de 1789. Los que entonces favorecían la continuación del régimen monárquico tomaban asiento en el lado derecho del parlamento. Desde allí exigían conservar el orden político y el credo ideológico que sustentaban el origen divino del poder real y la superioridad innata de la aristocracia. Alterar este ordenamiento implicaba para ellos no sólo un error: era un pecado. No así para los partidarios de la Revolución que desde la izquierda del recinto sostenían que el origen del poder es secular, que la equidad social es irrenunciable y que un liderazgo es sostenible todo tiempo que merece el apoyo del pueblo.

Benny Gantz – Foto: GPO – Moshe Milner

Las distancias entre estos vocablos y sus contenidos se mantuvieron con algunas enmiendas en el curso del tiempo. Así, por ejemplo, en el pasado siglo el fascismo europeo fue una derivación de la extrema derecha política en tanto que los partidarios del socialismo y del comunismo pertenecían entonces a la izquierda.

Esta semántica empezó a conocer cambios tiempo después cuando aparecieron en los marcos democráticos concepciones rivales respecto a la política social. Así, por ejemplo, los partidarios de la amplia libertad del mercado, del mantenimiento de las
jerarquías convencionales y de la vigilancia del orden social formaron parte de la derecha liberal; y en oposición a ellos la izquierda moderada puso acento en el reparto equilibrado del ingreso, la fe religiosa como un asunto estrictamente personal, y la mutua tolerancia entre etnias, credos y razas.

Iair Lapid – Foto: GPO – Haim Zach

Israel, en el curso de sus primeras décadas, fue normada por ideologías insertas en la izquierda. Instituciones como kibutz, palmaj, histadrut, designaron entidades regidas por alguna variedad del liberalismo europeo. Mientras que la libre iniciativa privada, la inserción de símbolos religiosos en los nacionales y el acento en la singularidad étnica alimentaron a las derechas.

Hoy este deslinde se ha acentuado. El tamaño de las fronteras del país, la actitud respecto a los ciudadanos árabes, la colonización judía de las zonas militarmente administradas, el poder de grupos religiosos que aceptan más por conveniencia que por obligación al Estado, el reparto desigual por estratos y regiones del ingreso y de los servicios gubernamentales: algunos temas que separan a las derechas de las izquierdas.

Y en este entorno, la presente pugna electoral tiende a trastornar los términos. Quién y qué enarbolan con fidelidad y brillo a las derechas: éste es su eje principal. Y en esta línea se ubican los extremos del neokahanismo hoy convenientemente alentados por Netanyahu y las posturas calculadamente moderadas de Ganz-Lapid. \En contraste, los izquierdosos que se agrupan en partidos que no poco han contribuido y aportan a la estabilidad y defensa del país se antojan de momento prescindibles. Por supuesto, después del remate electoral serán re-estimados o definitivamente excluidos conforme a sus resultados.

En cualquier caso quedarán simplificaciones y resentimientos que no será fácil atenuar. ■

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