El Start up Nation puede ser replicado y multiplicado en todo el mundo

Foto: Unsplash

El modelo de emprendimiento nacional israelí puede ser replicado y multiplicado en todo el mundo, tal como lo afirma Oren Gershtein, experimentado inversionista y promotor de más de 75 start-ups.

La iniciativa a su cargo, IdealityRoads, ha desarrollado un modelo basado inicialmente en la inversión pública por parte del Estado, de manera de reducir el riesgo de los inversionistas privados, cosa que pareciera promover su acercamiento a los nuevos emprendimientos. Estas inversiones se logran en Israel gracias a la activa participación e iniciativa de la Autoridad de Innovación. En otros países que han adaptado el modelo, la inversión del Estado, como en Nueva Zelanda, alcanza hasta 75% mientras que en Argentina, el otro país que ensaya el método, la proporción alcanza el 50% para los emprendimientos tecnológicos y más del 60% para los emprendimientos científicos, con lo cual se logra una captación de capital privado difícil de lograr en circunstancias de mayor riesgo.

Otros países involucrados en la iniciativa son Chipre y Grecia, donde principalmente se asesoran modelos de transferencia de conocimiento desde las academias a las empresas, lo que involucra hasta 10 emprendimientos al año.

Y tal como el mismo Gershtein ha comentado a medios en Israel, la única manera de que los ciudadanos del mundo entiendan el modo israelí de emprender es que visiten Israel, lo vivan de primera mano y hablen cara a cara con los protagonistas de la «start-up nation», y no que simplemente lo lean en un libro.

Según el sitio web de IdealityRoads, el argumento base es claro e irrebatible: «la comprensión de que las lecciones y los beneficios del ecosistema de innovación único de Israel, los elementos que han impulsado el milagro de alta tecnología de Israel, pueden procesarse y convertirse en un modelo repetible que se puede personalizar y compartir con gobiernos y grandes empresas en todo el mundo.»

Su promesa se basa principalmente en desarrollar ecosistemas de innovación, establecer incubadoras de tecnología y promover la transferencia de conocimiento entre los investigadores y las empresas, aunque Gershtein también ha admitido que hay en juego elementos intrínsecos de la idiosincrasia local y que son difíciles de replicar en otras culturas, como es la alta capacidad israelí de aceptar el fracaso como una de las opciones de un proceso que culminará seguramente en el éxito.

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