Esta semana, un presidente de Chile ha aterrizado en Israel por segunda vez en la historia, fruto de una sincronía natural, de valores compartidos y de objetivos comunes en el marco de las sociedades democráticas. Sebastián Piñera se apunta a pasar a la historia de dos naciones, siendo el único mandatario chileno en visitar Israel. No una, sino dos veces.
70 años han transcurrido desde el reconocimiento de la República de Chile hacia la existencia del Estado de Israel, 70 años en que se han construido puentes de relevancia económica, social y humana. Hoy Israel representa el hogar de la comunidad chilena más grande de Medio Oriente y África juntos, con un historial de inmigración chilena que data desde la fecha misma de Independencia del Estado y que crece a ritmo constante.
La presencia de Sebastián Piñera en Israel no solo simboliza este compromiso humano, sino que también una mirada al futuro, que a pesar de las adversidades y el activismo antisemita de fuerte presencia en Chile, ha encontrado un camino de trabajo y cooperación resiliente, con tareas y obstáculos por superar, pero con una voluntad oficialista y valórica.
Los chilenos residentes en Israel hemos sentido y experimentado por generaciones enteras un puzle incompleto, prometedor, estructurado y apropiado, pero con muchas piezas faltantes en cuanto a las relaciones y acuerdos entre Chile e Israel. La postergación indefinida de un TLC (tratado de libre comercio), acuerdos de reconocimiento estatal académico o un natural acuerdo de pensiones, han sido una amarga constante, pero los gestos y avances que ha personificado el Presidente Piñera, entregan una luz de esperanza en la superación de obstáculos y zancadillas empleadas por defensores del odio y la discriminación.
En solo un par de días, Sebastián Piñera ha superado a su homólogo Jair Bolsonaro en cuanto a la cantidad de acuerdos firmados con Israel: solo en esta visita, el premier chileno ha firmado 7 acuerdos: tecnología, agricultura, energía, seguridad, ciencia, aviación y salud.
Debemos continuar trabajando, generando lazos, dialogando con nuestros Diputados y Senadores, desde Chile y desde Israel, con la esperanza de que algún día también el poder legislativo de Chile comparta la visión de futuro próspero que representa el Gobierno actual.
Sr. Presidente,
La Comunidad Chilena más grande de Medio Oriente y África le ofrece la más afectuosa bienvenida, sin colores políticos, pero con colores patriotas y dos estrellas, símbolos de identidad y futuro común.
Gabriel Colodro
Presidente de la Comunidad Chilena de Israel