¿Qué hay detrás de la ayuda militar de EEUU a Israel?

Rashida Tlaib y Ilhan Omar Foto: REUTERS/Caroline Yang

Las congresistas estadounidenses, Ilhan Omar, y Rashid Tlaib, condenaron recientemente a Israel por no permitirles ingresar al país, bajo el justificativo de que apoyan el boicot contra el Estado judío. En represalia, exigen que Washington detenga la ayuda a Israel.

“Entregamos a Israel más de 3.000 millones de dólares en ayudas al año. Esto se basa en que son un aliado importante y la única democracia en la región”, protestó Omar, representante demócrata por el Estado de Minnesota.

Omar se refería al paquete de asistencia militar para Israel, firmado por el entonces presidente, Barack Obama, de 38 mil millones de dólares a diez años, y aprobado por el Congreso el año pasado y que se extiende hasta 2028.

Más allá de la ruidosa polémica en torno al conflicto con los palestinos, valdría la pena recordar que la ayuda militar a Israel se institucionalizó a partir de los Acuerdos de Paz de Camp David en 1978, promovidos por el presidente demócrata Jimmy Carter.

Bajo el telón de la Guerra Fría, Egipto, el principal país árabe del Oriente Medio, se pasó desvergonzadamente al bando de Occidente. A cambio, Israel debió regresarle el Sinaí. Además, El Cairo recibió un subsidio norteamericano que continúa hasta el día de hoy, desembolsados en una mezcla de donaciones y paquetes de ayudas militares. Entre 1979 y 1997 Egipto recibió anualmente 1.300 millones de dólares en término de asistencia militar para modernizar su ejército. Junto con otras ayudas económicas y humanitarias la cifra asciende a 25 mil millones de dólares, según publicó Yitzhak Benhorim en el diario Yediot Aharont (2 agosto del 2007).

En comparación, Israel recibió, desde 1985, tres mil millones de dólares anuales. Una generosidad que se corresponde con la conclusión de los estrategas del Pentágono de que la superioridad militar israelí frente a los países árabes previene las perjudiciales guerras entre estados, que amenazan el plácido flujo de petróleo desde el Oriente Medio, un interés primordial de EEUU y Europa Occidental en aquella época. De hecho, tras los Acuerdos de Camp David, las conflagraciones árabes-israelíes se vieron reducidas básicamente a conflictos asimétricos, es decir conflagraciones entre estados y guerrillas.

Pero debe señalarse que la asistencia militar de Washington está condicionada a que Jerusalén (o El Cairo) gaste la mayor parte del dinero en material bélico estadounidense. O sea que, de hecho, mediante el mecanismo de la ayuda a Israel, EE.UU. está subsidiando indirectamente a su propia industria de defensa. Algo que probablemente Omar y Tlaib no dijeron.

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