Pésaj, crisis y liderazgo

14 abril, 2020 , ,
Foto: Pixabay
Queridos amigos:
En estos días tan duros, tan difíciles, tan brutales para la Humanidad toda, estamos más que nunca necesitados de voces de cordura, de esperanza, de optimismo, y, también, de una visión redentora.
Seamos esas voces. Compartamos esa visión. Pésaj y su mensaje de liderazgo podrán ser una inspiración para nosotros.
La similitud de Pésaj con estos días aciagos no está en las 10 plagas de Egipto y la presente pandemia. No. La posible similitud está en la lección de liderazgo de Moisés, Aarón, Miriam y Najshón ben Aminadav en la era de una crisis mayúscula para el pueblo judío hace más de 3300 años, y de cómo nosotros, asumiendo nuestro liderazgo en las esferas en las que nos movemos, conduzcamos la presente crisis como consecuencia de este tremendo – y por ahora – incontrolable virus.
El pueblo judío estaba en su etapa más oscura de su historia antigua: esclavo por 230 años bajo un emperador violento, con su voluntad casi perdida y sin otro futuro que otro día más de dolor, de abuso, de represión. Cuando parecía estar tocando fondo; cuando las medidas del tirano Faraón se hacían insostenibles, insoportables… fueron los 3 hijos de Amram – Moshé, Aarón y Miriam – quienes supieron devolverle el optimismo, la esperanza y la alegría a un pueblo que creía que ya las había perdido para siempre. Con la ayuda de Dios – esa que rogamos también hoy – nuestros 3 héroes (¡líderes!) supieron consolar, acompañar, guiar, diseñar una ruta y elaborar un futuro posible para los Hijos de Israel en la incertidumbre de esos días. El resultado no se hizo esperar: aunque con dudas, inquietudes, angustias y temores, el pueblo de Israel se unió a la propuesta de sus 3 extraordinarios líderes y salieron en busca de su libertad, de su futuro mejor, de su vida nacional. El liderazgo de Moshé, Aarón y Miriam, cuestionado por algunos, fue abrazado por los muchos; y el resultado, entonces, fue el de la construcción, conjunta, de un futuro mejor.
Las visiones exitosas son inclusivas: involucran a las personas talentosas dispuestas a acompañar desde el liderazgo y la acción las propuestas compartidas. En un momento que determinaba la vida, o la muerte; cuando el pueblo judío había sido encerrado entre el mar y las hordas asesinas del Faraón, no fueron Moshé, Aarón y Miriam los que resolvieron la situación… sino «el Príncipe» de Yehudá, Najshón ben Aminadav. Moshé eligió rezarle a Dios rogándole por Su Ayuda. Najshón entendió que era la hora de la acción, saltó al mar… y, con ello, se dio inicio al milagro de la apertura del mar, y la posterior salvación final de los Hijos de Israel[1]. El liderazgo de Moshé, Aarón y Miriam permitía la inclusión de otros líderes; más aún, la estimulaba. Fue en la labor compartida, en la visión de líderes que la vuelven popular, general, nacional, en la que se encontró el éxito de las propuestas – y el final de la crisis.
Las lecciones del liderazgo de Moisés, Aarón, Miriam (benéi Amram, los hijos de Amram), y del joven Najshón, ben Aminadav, son múltiples y poderosas, y, también, transformadoras… Hablan del establecimiento de una visión – el diseño de un futuro que responda a preguntas esenciales, como «¿Qué hacer para instaurar un futuro mejor?», ¿Cómo continuar después de la crisis?». Enseñan que en la inclusión de los muchos está la llave para los procesos exitosos, especialmente cuando los que se suman son a su vez líderes.
Señalan que la esperanza sostenida en acciones acordes y la expresión de un futuro mejor son fundamentales para el establecimiento de procesos de bien, exitosos, que sostienen a quienes participan de ellos. Demuestran que la fortaleza frente a lo dramático de una situación es decisiva para poder afrontarla y superarla, buscando las mejores alternativas posibles para su resolución – no entregándose nunca a la desesperación, a la desesperanza, a la amargura, al vacío. Y finalmente, instruyen con un mensaje fundamental: la solución de las peores situaciones llega a su mejor puerto cuando existe la inclusión de nuestros ideales para lograrla; cuando no sólo nos negamos a renunciar a aquello en lo que creemos, sino que actuamos con fortaleza desde nuestro universo de ideales.
Nosotros, los líderes Macabeos, tenemos el deber en estos días, de alentar a nuestras organizaciones en todo el mundo, a nuestras comunidades judías, y a todos los hermanos y hermanas del planeta.​ Nuestras comunidades y las sociedades en las que vivimos necesitan de nuestra voz. Seamos lo más vocales posible, diciendo, sin duda alguna, que este período duro pasará. Este período duro pasará, y nosotros, el Movimiento Macabeo, continuaremos construyendo una vida mejor y un futuro brillante para el pueblo judío a través de nuestra visión, de nuestros corazones y de nuestras acciones.
Somos fuertes juntos. Ese es el significado de nuestro «jazak ve’ematz».
Que Dios ilumine las mentes de los científicos y que encuentren un tratamiento para los enfermos y una vacuna para toda la Humanidad que acabe con este mal que acosa a todo el mundo.
Que continuemos transformándonos para mejorar nuestro pueblo judío, conectándonos con nuestra herencia y con el Estado de Israel.
Que Dios nos haga libres una vez más…
Y que el próximo año podamos volver a disfrutar de un encuentro con nuestros seres más queridos en derredor de la cena de Pésaj, en abrazos amorosos y diálogos significativos.
¡Jag Pésaj Saméaj!
¡Jazak ve’ematz!

El rabino Carlos Tapiero es vicedirector general y director educativo de la Maccabi World Union, una organización que cuenta con medio millón de miembros en 400 delegaciones de 70 países, que gracias al deporte acerca a los judíos de todas las edades al judaísmo y a Israel.

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