Netanyahu repite su intento de mantenerse en el poder

13 septiembre, 2019 , ,
Benjamín Netanyahu Foto: Knéset

Por primera vez en su historia, Israel celebra dos elecciones generales con meses de diferencia, en una estrategia de Benjamín Netanyahu, que forzó la disolución de la Cámara tras no lograr los apoyos necesarios en abril para encabezar un Ejecutivo.

Netanyahu, apodado Bibi, llega a la cita habiéndose convertido en el jefe del Ejecutivo más longevo en Israel, superando al histórico fundador del país, David Ben Gurión. Pero políticamente empieza a estar debilitado y hay voces incluso dentro de su propio partido que se atreven a pensar en la necesidad de un cambio.

El Likud se impuso, aunque por los pelos, en los comicios del pasado 9 de abril, pero la necesidad de contar en la coalición tanto con los partidos ultraortodoxos como con el nacionalista laico Israel Nuestro Hogar (Israel Beitenu), de Avigdor Liberman, y la exigencia de este último de no hacer concesiones a los primeros, impidió los acuerdos de coalición.

Ahora, las encuestas le pronostican un escenario aún más complicado, porque Liberman previsiblemente doblará sus escaños (alrededor de 10 en una Cámara de 120) y ha dejado claro que no pactará con partidos que no pongan coto a lo que considera un «chantaje» de los haredíes (temerosos de dios).

Como en la anterior cita electoral, Netanyahu hizo uso esta vez de su imagen en el exterior y de sus relaciones con líderes mundiales para pedir el voto. En sus carteles, aparece junto a Donald Trump y a Vladimir Putin, a quien visitó en Rusia a tan solo cinco días de la votación. Los conservadores indio y brasileño Narendra Modi y Jair Bolsonaro son otros de sus socios cercanos.

También empleó su polémica retórica antiárabe, agrediendo a su principal rival -Benny Gantz, que encabeza la formación centrista Azul y Blanco (Kajol Labán)- con la advertencia a los votantes de que este quiere formar «un gobierno de izquierda con los árabes».

Y volvió a hacer un importante guiño a los colonos prometiendo, si es reelegido, la anexión del Valle de Jordán y el norte del Mar Muerto (ambos en el territorio bíblico de Judea y Samara [Cisjordania]).

En esta campaña, las causas de corrupción que tiene pendientes apenas hicieron ruido, pese al anuncio de la Fiscalía de una  audiencia (vista) en octubre para formalizar o no su acusación por cargos de fraude, soborno y abuso de confianza. Estas sombras no parecieron afectar al voto al Likud en los últimos comicios, en los que consiguió mantenerse como el más votado, aunque empatando en escaños con Azul y Blanco (con 35).

De 69 años, casado en terceras nupcias y con tres hijos, Netanyahu se crió en el seno de una familia sionista y laica en Tel Aviv y pasó parte de su infancia y adolescencia en EEUU por el trabajo de su padre, historiador.

Allí se graduó en arquitectura y negocios en el prestigioso Instituto de Tecnología de Massachusetts (MIT) y luego cursó estudios en la no menos prestigiosa Harvard.

Regresó a su país para cumplir con el servicio militar obligatorio y, como la mayoría de líderes israelíes, sirvió en una unidad de elite, en su caso en «Sayeret Matkal», donde llegó a ser capitán y participó en múltiples operaciones, incluida la Guerra de Yom Kipur (1973).

Un evento que marcó su vida fue la muerte de su hermano Yoni Netanyahu durante el rescate de la operación Entebbe, en 1976.

En 1982 se convirtió en «número dos» de la delegación diplomática de Israel en EEUU, de donde pasaría, dos años más tarde, a ser embajador ante las Naciones Unidas.

En 1988 renunció al puesto y regresó a Israel para iniciar su trayectoria política en el Likud, donde se hizo con el liderazgo en 1993. Tres años más tarde, en 1996 y a sus 46 años, se convirtió en el primer ministro más joven del país, un cargo que mantuvo tres años.

En 1999 fue derrotado en las urnas por el entonces laborista Ehud Barak, tras lo que se retiró de la política temporalmente para dedicarse a los negocios. Pero su ausencia no duró mucho y regresó a finales de 2002 como ministro de Exteriores y luego de Finanzas.

En 2005 recuperó el liderazgo del Likud, tras la salida de Ariel Sharón, que se fue para crear su propio partido, y se hizo primer ministro en 2009, a pesar de no ser el partido más votado, sino el segundo.

Desde entonces, ha logrado retener el puesto en los comicios de 2013 y 2015, y fue la fuerza más votada el pasado abril, pero no logró hacerse con suficientes aliados.

Ideológicamente es un fuerte defensor del libre mercado, de la identidad y mayoría judías en Israel y de una política de Defensa fuerte (es apodado Míster Seguridad); se opuso a los Acuerdos de Paz de Oslo (1993-94) y cada vez está más alejado de la solución de dos estados y la creación de un Estado palestino, aunque públicamente aún no le ha dado a esta opción un carpetazo definitivo. EFE y Aurora

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