Netanyahu no logra garantizarse mayoría de gobierno según sondeos pie de urna

18 septiembre, 2019 , , ,
Benjamín Netanyahu Foto: Knéset

Benjamín Netanyahu no logra garantizarse una mayoría suficiente para encabezar un gobierno, según las encuestas a pie de urna difundidas tras el cierre de los colegios electorales, que arrojan un virtual empate técnico entre su partido, el Likud, y el opositor Azul y Blanco (Kajol Labán), de Benny Gantz.

El sondeo de la cadena estatal Kan da a cada uno de ellos 32 diputados (de una Cámara de 120) y sitúa al bloque de partidos de derecha y religiosos (sin el apoyo de Avigdor Liberman) con 56 escaños, cinco menos de los necesarios para la mayoría simple.

Un supuesto bloque de partidos de centro e izquierda junto a los partidos árabes tampoco lograría la mayoría sin Liberman y se quedaría en 54.

Otros sondeos, como los del canal 12 y 13 dan incluso una mayor ventaja a Gantz sobre Netanyahu, con 33 escaños frente a 31 del Likud en el primero y 34 frente a 33 en el segundo.

La Lista Conjunta, que agrupa a los partidos árabes, sería la tercera fuerza más votada con 11 o más escaños, mientras que los partidos ultraortodoxos, Shas y Judaísmo Unido por la Torá, conseguirían entre 8 y 9.

El extremista Poder Judío (Otzmá Yehudit) no supera el mínimo del 3,25 % de los votos para entrar en la Kneset, la coalición de derecha Yamina lograría entre 6 y 8 y los partidos con menos apoyo serían el Laborismo-Guesher y la Unión Democrática, que incluye al partido de izquierda Meretz, que quedarían con entre 5 y 6 diputados.

Las cifras -que aún pueden sufrir importantes variaciones con los resultados del escrutinio- hacen pensar que a Bibi (Netanyahu) le resultará imposible encabezar un gobierno si no logra convencer «in extremis» a Liberman, que precisamente fue quien forzó esta segunda cita electoral porque sus condiciones de laicidad hacían imposible su apoyo a una coalición con los partidos ultraortodoxos.

Su estrategia le ha beneficiado, pasando de los 5 escaños que obtuvo en abril a entre 8 y 10 que se prevé que obtenga ahora, lo que le convierte nuevamente en «hacedor de reyes».

Durante la campaña, Liberman señaló que apostaría por la creación de un gobierno de unidad con el Likud y Azul y Blanco que dejase fuera a los partidos de los ultrarreligiosos, que considera que hacen un chantaje a la sociedad para imponer su estilo de vida.

El recuento comenzó tras el cierre de urnas, pero se espera que sea lento y que no se conozcan los primeros datos con voto escrutado hasta bien entrada la madrugada. Debido a fallos en la anterior cita, el Comité Electoral Central ha puesto mayores garantías que ralenterizarán el recuento por lo que los resultados definitivos podrían no publicarse hasta dentro de varios días.

En los centros habilitados por los principales partidos en Tel Aviv para la celebración reinaba la contención y el silencio tras la difusión de los primeros datos, especialmente en Azul y Blanco, que en abril se dio por ganador con los resultados a pie de urna y luego pasó a quedar detrás del Likud con el voto escrutado.

«Soy optimista, pero tenemos que ser muy cuidadosos. Estoy esperanzado de que esto va a ir en la dirección correcta, pero tenemos que esperar y ser muy pacientes antes de celebrar», dijo Daniel Berkovish, miembro del equipo de campaña creativa de Azul y Blanco.

Israel, aseguró, «necesita un cambio. Netanyahu ha estado más de una década y necesitamos un giro y una nueva visión para llevar al país a otro estado».

Aunque allí se recibieron los resultados a pie de urna con algunos aplausos, el local estaba bastante vacío y eran mayoría los periodistas y gente de los equipos de campaña.

En la sede del Likud eran visibles las caras largas, aunque los simpatizantes y miembros se esforzaban en recordar que los sondeos a pie de urna habitualmente se equivocan con sus pronósticos y dan a este grupo menos escaños de los que finalmente logra.

«Estos son solo encuestas a pie de urna. Desde 2009 hemos visto que estas se equivocan. Tenemos que esperar a los resultados finales», pidió a Eli Hazan, director de Asuntos Extranjeros del Likud.

Pero reconoció que estos comicios «han sido una lucha dura. Aún no ha terminado y continuaremos para ganar».

Tony Raichler, del equipo de Relaciones Exteriores del Likud, también minimizó estas primeras cifras y afirmó que «no tienen ningún significado, no son los verdaderos resultados».

«Por ahora no vemos que la derecha tenga la mayoría y esperamos que eso cambie. Si cambia vamos a poder hablar. Si no cambia, vamos a tener que ver a nivel estratégico qué se puede hacer para formar un gobierno», dijo ligeramente apesadumbrado.

Aunque los expertos esperaban una baja participación, al ser la segunda cita electoral en menos de seis meses, esta se mantuvo a lo largo de la jornada alrededor de dos puntos más alta que en abril, y a las ocho de la tarde (dos horas antes del cierre de urnas) había votado el 63,7%, un 2,4% más que entonces. EFE y Aurora

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