Netanyahu afronta debilitado nuevos comicios en Israel, un escenario inédito

Foto: Haim Zach / GPO

La imagen de solidez del primer ministro, Benjamín Netanyahu, se ha debilitado tras fracasar en formar Gobierno, con lo que se ha visto forzado a disolver el Parlamento para ir a nuevos comicios, un escenario incierto que se produce por primera vez en la historia del país.

El camino hacia los comicios, convocados para el próximo 17 de septiembre, supone una ruta inestable para el mandatario que no le garantiza mantener el poder y uno de los peores reveses en su larga carrera política, después de que el líder del partido nacionalista laico Israel Beitenu (Israel Nuestro Hogar), Avigdor Liberman, rechazara apoyarle para formar coalición.

Con todo, Netanyahu tuvo que aceptar que no podría crear Ejecutivo, en la que fue «su peor noche de los últimos trece años», desde que perdió las elecciones en 2006, considera en el diario «Haaretz» el analista Anshel Pfeffer, quien agrega que el primer ministro apareció «poco preparado, furioso y sin guión».

Sin embargo, tras desmantelar el Parlamento, Netanyahu -que seguirá como primer ministro en funciones en los próximos meses- consiguió evitar que el presidente, Reuvén Rivlin, asignara la tarea de formar coalición a otro parlamentario opositor que le pudiera hacer sombra.

Aún así, el primer ministro «ha tomado un gran riesgo al llevar el país a nuevas elecciones», comenta el analista israelí Ofer Kenig, quien asegura que su partido, el Likud, «figurará en posiciones altas en las encuestas», aunque su formación podría perder en escaños, no obtener una victoria electoral y tenerlo más difícil para proceder a formar coalición.

«Todavía es demasiado pronto para hacer estimaciones claras», afirma la experta en opinión pública Dahlia Scheindlin, quien indica que hay muchas cuestiones inciertas, que se suman al hecho de que este «es un escenario nunca visto en la historia israelí, con lo que hacer previsiones se hace más complicado».

Para la analista, en los próximos tres meses y medio antes de las elecciones «queda mucho camino para recorrer», pero ello «no hace la situación mejor» para Netanyahu, cuya estrategia de forzar el país a nuevos comicios ha sido duramente criticada por la oposición y parte de la opinión pública, con los expertos que han advertido del enorme gasto público que supondrá la nueva ronda electoral.

Por primera vez, después de que Liberman no quisiera apoyarle por una pugna con los partidos religiosos por un proyecto de ley para el reclutamiento militar de los judíos ultraortodoxos, «Netanyahu no fue el negociador político más exitoso del país, que ha sido el rol» que ha desarrollado durante sus últimos diez años en el poder, con lo que su imagen «se ha debilitado», añade Scheindlin.

Además, el mandatario «no tendrá un Gobierno formado a tiempo para pasar la legislación necesaria» para garantizarse inmunidad ante los tres casos de corrupción por fraude, soborno y abuso de confianza en los que está involucrado, pendiente de una audiencia (vista) judicial con la Fiscalía General que tendrá lugar a principios de octubre.

Aunque Netanyahu se impusiese en los comicios del próximo 17 de septiembre, parece poco probable que logre formar una coalición lo suficientemente rápido como para promulgar una ley que le otorgue inmunidad frente a la investigación antes de la audiencia, como trató de hacer en las negociaciones que ha llevado a cabo en las últimas semanas.

Más allá de sus complicaciones legales, Israel también podría pagar un alto precio diplomático por la parálisis política que enfrentará hasta las elecciones y la formación definitiva de un nuevo Ejecutivo, cosa que dificultará el desarrollo de la propuesta de paz con los palestinos impulsada por la Administración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump.

Sus enviados especiales para la región, su yerno Jared Kushner y Jason Greenblatt, se encuentran en Israel con la intención de concretar detalles sobre la celebración del foro económico de Bahréin de finales de junio, donde deberían presentar la parte económica del plan de paz, un proceso que se hará más difícil al haber un Ejecutivo israelí en funciones.

Ante la parálisis actual, muchas cuestiones firmes que se preveían en el futuro político próximo de Israel quedan en entredicho, una situación que, según el periodista del periódico «Yediot Aharonot» Nahum Barnea, representa «el declive de la democracia israelí».

«La política israelí está enferma, y Netanyahu es el último que puede curarla», concluye. EFE y Aurora

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