Museo de Tel Aviv: Exitoso año y la muestra “GolemBok”

El artista y su obra en el museo

En el Museo de Arte de Tel Aviv se acaba de inaugurar la muestra “GolemBok” en la que el artista veterano Yitzhak Golombek expone su obra, en el marco del “Premio Rappaport 2017” para un artista israelí establecido.  Pero antes queremos destacar el hecho de que el Museo de Arte de Tel Aviv ha batido un récord histórico desde su apertura, con 1.018.323 visitantes que visitaron el museo durante 2018.

La cifra anterior indica un aumento del 23% en comparación con el número de visitantes al Museo de Tel Aviv en 2017. Del museo nos informan que el fuerte aumento de visitantes se debe a varias razones:  entre ellas la muestra titulada “Modern Times”, que presenta obras maestras raras de los mejores artistas del siglo XX y que en 2 meses y medio atrajo a más de 130,000 visitantes. La exposición «Dos» de Bourgeois, «El reloj» de Markley y la exposición del japonés Hiroshi Sugimoto, que todavía se expone.

Obras de Golombek

“GolemBok” es el nombre de la muestra del artista Yitzhak Golombek quien declaró que es una forma humorística de jugar con su nombre y quizás una indicación de sentimientos. Ha recibido el Premio Rappaport 2017, y la curadora de la muestra Anat Danon Sivan explica que se trata de una exposición intensiva con la obra de Golombek desde los años 80 hasta la actualidad. “La escultura de Golombek presentaba una voz única, una escultura personal y física innovadora, antihéroe, anti masculina, suave y plegable, en la que objetos hechos de cáscara de contrachapado delgado se hinchaban con el aire, acentuando la «nada». Sus nuevos trabajos tratan sobre el tiempo y la memoria y sus últimas esculturas se refieren al cuerpo caótico, erótico y grotesco y atestiguan la alusión compleja a su pérdida”. Una muestra muy interesante que vale la pena visitar y estará abierta hasta abril de 2019.


A mediados de 1980, las esculturas de Golombek fueron una voz única, un nuevo tipo de escultura creada con materiales humildes, blandos y colapsados. Utilizando un contrachapado ablandado, flexionado y fotografías en blanco y negro, creó objetos esculpidos junto con imágenes y elementos fotografiados o dibujados que “apuntaban al piso” y respetaban las leyes de la gravedad, mientras manifestaba un movimiento invertido de levantamiento apuntando hacia arriba. Durante la década de 1990 realizó voluminosos sistemas escultóricos de objetos banales identificados con el estatus de refugiados o inmigrantes, tales como: llaves, peines y cinturones, firmas, hojas de afeitar y rollos de papel higiénico, etc.

Estas esculturas se interpretaron en relación con la biografía de Golombek: su familia había emigrado de Polonia en 1965 y se radicó en una ciudad de desarrollo. Este proceso continuó en las esculturas de “Carriages” (2011), en las que los osos llevan dibujos de tiza del padre de Golombek, que había muerto algunos años antes. A principio del 2000, el sentido de evasión, compresión y transparencia es evidente en sus esculturas en contraste con la expansión y la opacidad características de las anteriores.  Hizo obras de yeso, flores secas, fósforos quemados y pijamas que fueron colocados en vitrinas. En sus nuevos trabajos presentados aquí, los temas de la edad media, la vejez y el deterioro del deseo del cuerpo se caracterizan por formas escultóricas que recuerdan a sarcófagos, lápidas envueltas en ropas usadas y estructuras de patas extendidas.

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