Los memoriales que recuerdan el Holocausto en Berlín

Monumento del Holocausto en Berlín Foto: Gianni Crestani Pixabay

Berlín, desde donde el régimen nazi decidió el asesinato de millones de personas, cuenta hoy con numerosos memoriales que recuerdan ese trágico episodio de la historia alemana, promueven el conocimiento de lo que sucedió y honran a las víctimas.

Un recorrido por la capital alemana cuando se está a punto de conmemorar, el 27 de enero, el aniversario de la liberación del campo de concentración y exterminio de Auschwitz-Birkenau, en la Polonia ocupada de 1945, permite recordar aquel genocidio.

En pleno centro de la ciudad está uno de los memoriales recientes más conocidos de Europa: muy cerca de la Puerta de Brandeburgo se encuentra el monumento a las víctimas judías del Holocausto, en una zona de casi 20.000 metros cuadrados con 2.711 estructuras de hormigón a las que se suma un Centro de Información.

Su construcción llegó a estar paralizada cuando se descubrió que la empresa que se iba a encargar de desarrollar una capa de pintura antigrafitis estaba conectada con el suministro de gas utilizado en los campos de exterminio. Finalmente el proyecto siguió adelante contando con la compañía.

MONUMENTOS A SINTI Y ROMANÍ Y A HOMOSEXUALES ASESINADOS POR EL III REICH

En recuerdo a otros de los grupos más afectados por el Holocausto, al lado del edificio del Parlamento alemán, se encuentra este memorial para los gitanos deportados a campos de concentración, principalmente sinti y romaní.

En medio del claro donde se emplaza este sobrio monumento hay un pequeño estanque, con un triángulo en el centro, que pretende representar la figura que se colocaba en la ropa de los presos en los campos. Esta pieza se hunde en el agua todos los días y resurge con una flor fresca encima.

Alrededor del estanque se pueden leer los nombres de los campos de concentración a los que fueron enviados, y también el poema «Auschwitz», del músico y compositor romaní Santino Spinelli.

Otro monumento cercano al memorial de los judíos recuerda a las víctimas homosexuales, que no fueron oficialmente reconocidas hasta 1985.

La escultura consta de un bloque de algo más de dos metros de altura, de hormigón y con una apertura, a través de la cual el visitante puede ver una pantalla con un vídeo de una pareja homosexual besándose.

SITIO CONMEMORATIVO PARA LAS VÍCTIMAS DE LA EUTANASIA NAZI

Las personas con algún tipo de enfermedad física crónica o mental eran consideradas «indeseables» para el régimen de Adolf Hitler y contra ellas tuvo lugar lo que se toma como el primer plan de asesinato sistemático de la época.

En 1939 se comenzó a utilizar la eutanasia para algunos pacientes de hospitales, sanatorios o residencias de mayores, considerados una carga para la sociedad.

Una exposición permanente al aire libre, con información sobre lo ocurrido, recuerda a las víctimas del plan, que comenzó en septiembre de 1939 y tuvo que ser suspendido temporalmente en agosto de 1941 por el enfado popular. En este periodo se asesinó a 70.000 personas, pero el proyecto se puso en marcha de nuevo, perdiendo la cuenta del número total de víctimas.

TRENES HACIA LA VIDA – TRENES HACIA LA MUERTE

El 30 de noviembre de 1938, menos de un mes después de la Noche de los Cristales Rotos (9 de noviembre de 1938), un tren salió desde una de las estaciones centrales de Berlín con 196 niños judíos a bordo, que emprendieron el camino al Reino Unido para escapar de Alemania.

Esta fue la primera de muchas misiones de rescate, que recibieron el nombre de «Kindertransport» (transporte de niños), y que se calcula salvaron a unos 10.000 niños de Alemania, Austria, Polonia y Checoslovaquia que pudieron huir a otros países europeos.

Enfrente de la estación berlinesa desde la que partió el primer tren se encuentra una estatua representando a los niños judíos de esta época: dos figuras de bronce miran sonrientes y con maletas hacia un lado, representando a estos niños que pudieron huir en tren.

A su espalda, sin embargo, cinco estatuas de color gris representan al resto de niños, que acabarían siendo algunos de los 1,6 millones de menores asesinados durante el Holocausto.

En total se calcula que unos 50.000 ciudadanos judíos de Berlín fueron deportados hacia guetos y posteriormente campos de concentración y exterminio, todos ellos desde tres estaciones de la ciudad en las que ahora se pueden visitar memoriales en recuerdo de las víctimas.

Desde la estación de Anhalter deportaron a alrededor de 9.600 personas, todas ellas mayores, para llevarlas al campo de concentración de Terezín, en la antigua Checoslovaquia. De la estación ahora sólo queda la fachada, ya que fue destruida casi por completo durante los bombardeos de Berlín, pero una placa explica lo que desde allí sucedió.

Más al sur, la estación de Grunewald también se utilizó para transportar a ciudadanos judíos, primero a los guetos de Varsovia y Lodz, en Polonia, y luego a los campos de Terezín y Auschwicht. En total 17.000 judíos salieron del andén 17, cuyas vías se han convertido en un lugar de recuerdo.

También se utilizó la estación de carga de Moabit, a pesar de que hasta entonces se había destinado únicamente para el transporte de mercancías. Los oficiales alemanes llevaban a los judíos hasta un puente, bajo el cual esperaban al tren que les llevaría a sus destinos. Se calcula que unas 30.000 personas fueron deportadas desde allí.

LAS «STOLPERSTEINE» Y EL LUGAR DONDE SE DECIDIÓ LA «SOLUCIÓN FINAL»

Caminando por las calles de Berlín se pueden ver de vez en cuando adoquines recubiertos con metal. En estas piedras, Stolpersteine en alemán, están escritos los nombres y la información de personas que vivieron cerca y fueron de una forma u otra perseguidas por el gobierno nazi.

Judíos o presos políticos, entre otros, tienen su recuerdo en esos adoquines delante del edificio en el que vivieron antes de ser encarcelados o deportados a campos de concentración o exterminio. El proyecto lo comenzó un artista en 1996, colocando ilegalmente 51 de estas piedras. Ahora hay más de 70.000 repartidas por toda la ciudad.

Otro lugar vinculado a la tragedia es una villa a las afueras de Berlín donde se reunieron oficiales de las SS entre 1941 y el final de la guerra. Allí, el 20 de enero de 1942, tuvo lugar la conferencia de Wannsee, donde se decidió llevar a cabo la «Solución Final».

Esta «Solución Final de la Cuestión Judía», como se le denominó entonces, fue el plan que coordinó los métodos de eliminación sistemáticos de la población judía. La conferencia fue, en esencia, el comienzo del Holocausto.

Ahora la casa es un centro de información con exposiciones permanentes que abordan la cuestión y en la que a menudo se organizan actos en memoria de las víctimas de las decisiones tomadas en una de sus habitaciones.

MEMORIALES EN EL BARRIO JUDÍO

En lo que hoy se conoce como el barrio judío de Berlín hay varias esculturas y pequeños memoriales que marcan eventos y lugares importantes.

En medio de una pequeña plaza hay una mesa con dos sillas, una de ellas tirada en el suelo. Es una escultura de metal puesta sobre un falso suelo de madera, alrededor del cual se puede leer un poema de la poeta alemana Nelly Sachs.

Este discreto memorial pretende representar cómo quedaba una habitación cuando quienes vivían en ella debían huir precipitadamente: con una silla tirada y todavía en la mesa una pluma, un encendedor y cigarrillos.

Cerca de allí, en la puerta de un antiguo cementerio judío, hay otra escultura que recuerda el trato que sufrió este lugar a manos del ejército alemán. En 1943 fue destruido por orden de la Gestapo, que excavó las tumbas para crear refugios antiaéreos utilizando las lápidas para reforzar las paredes.

Aun así volvió a ser usado como cementerio en 1945, pero únicamente para los soldados que habían caído tras los bombardeos de los aliados. En total las autoridades calculan que enterraron a 3.000 soldados alemanes junto a 3.000 judíos.

Un recordatorio diferente es el situado en la calle Rosenstraße, donde en febrero de 1943 fueron llevados 2.000 judíos que habían sido detenidos durante una de las redadas de la Gestapo.

Eran personas casadas con no judíos, algo permitido hasta ese momento, y fueron sus esposas y familiares las que, tras una semana de protestas, consiguieron que fuesen liberados pacíficamente y sin represalias.

En su honor se levanta el Bloque de las Mujeres, uno de los pocos memoriales de un suceso que, a pesar de ocurrir durante el Holocausto, no acabó en tragedia. EFE

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