La viuda de Héctor Babenco desnuda al hombre detrás del genio cinematográfico

Hector Babenco Foto: Caiodovalle Wikimedia Dominio Público

El retrato íntimo del genio Héctor Babenco (1946-2016), director nominado a los Oscar por «El beso de la mujer araña», es la propuesta que su viuda, Bárbara Paz, llevará en forma de documental hasta el 76º Festival de Cine de Venecia para rendir tribuno «al gran hombre que por casualidad era cineasta».

La actriz brasileña, quien estuvo casada con Babenco y permaneció a su lado hasta el final, debuta ahora detrás de las cámaras con el documental «Alguien tiene que oír al corazón y decir: Paró», «un poema visual» sobre los últimos días del director brasileño nacido en Argentina.

«Mi mayor responsabilidad fue hacer una película sobre este hombre que luchó toda la vida con una enfermedad y solo se mantuvo vivo gracias al cine», cuenta Paz, en su céntrica vivienda en la ciudad de Sao Paulo.

A través de una estética sobria, con fotografía en blanco y negro y una narrativa intimista, la directora desvela al espectador los miedos y las ansiedades del cineasta, pero también sus memorias, reflexiones y procesos creativos.

«Yo ya he vivido mi muerte, ahora falta rodar una película sobre ella», dijo Babenco a su mujer cuando percibió que no le restaba mucho tiempo de vida. Paz aceptó entonces su «misión» y registró los últimos recuerdos de su compañero en este documental, que considera también su «último adiós».

«La muerte vino tantas veces para Héctor que pasamos a creer que él era infinito, que no iba a morir jamás», recuerda la directora.

Y es precisamente esta agria ironía -de la muerte ejerciendo un destacado rol en la vida de Babenco- que es capturada en cada detalle por los objetivos de la pareja.

Desde el primer cáncer, a los 38 años, hasta la muerte, a los 70, y después de un sinfín de idas y venidas a hospitales, el director convirtió el cine en su aliento para seguir vivo.

«Lo gracioso es que, con este proyecto, al final Héctor permaneció. Él se fue, pero yo no he parado de editar la cinta, escucharle, hablar con él cuando tenía dudas», asegura Paz.

En esta apacible inmersión en las entrañas de sus memorias, Babenco se desnuda y se deja grabar, lúcido y consciente, en situaciones reservadas y dolorosas.

«Tengo consciencia de que ahora, cuando la película nazca, me va a dejar un vacío, porque él sigue por aquí, conmigo, y después del estreno, él será de todos», señala Paz.

Más allá de un icono del Séptimo Arte, con títulos como «Pixote, la ley del más débil» (1981), «Mi amigo hindú» (2016) o el aclamado Carandiru (2003), Paz describe a su marido como un hombre «difícil, inquieto y muy desconfiado del ser humano», pero por encima de todo, un «gran pensador».

«Era una persona muy inteligente, que leía todo el día y un tipo a quien la literatura y la música clásica le traducían como parte de su esencia», subraya la actriz y directora.

«Siempre ha sido un joven viejo, un sobreviviente y un tipo que tenía una personalidad única», completa.

De origen judío, nacido en la vecina Argentina y radicado en Brasil desde los años 1960, Babenco nunca «se callaba» y sus constantes reventones de sinceridad hacían con que «mucha gente le tuviera rabia».

Sin abandonar jamás su ingenioso humor, el cineasta solía bromear que a él le encantaría conocer «lo que las personas escribirían en su obituario» tras su muerte. «A mucha gente le costaba comprender el león que era», explica Paz.

Babenco irrumpirá ahora en la gran pantalla durante la muestra «Venice Classics» del 76º Festival de Cine de Venecia, celebrado entre el 28 de agosto y el 7 de septiembre, y donde Paz espera mostrar al «hombre cuya enorme profundidad» le cautivó.

Esta misma profundidad permanece viva en la vivienda que el genio cinematográfico compartía con su mujer, pues la memoria de la pareja sigue inmortalizada en decenas de instantáneas, declaraciones de amor y poemas escritos o colgados en las paredes y distribuidos por cada uno de los rincones de su piso.

«Yo hice lo posible para dejarlo bonito como a él le gustaría. Solo hay una vida y es breve. Solo espero que la audiencia se enamore de Héctor de la misma manera como yo me he enamorado de él», afirma Paz. EFE

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