Israel como “Startup Nation”, también en agricultura

Foto: Pixabay

La historia nos muestra que la agricultura vivió importantes cambios a lo largo de la historia como resultado de limitaciones que el medio ambiente le imponía. Hitos de la agricultura en el mundo a lo largo de historia de la humanidad demuestran como el hombre fue encontrando soluciones que podríamos definir como revoluciones tecnológicas. Encontramos ejemplos de estos procesos ya 8000 años AC, como fue el comienzo de la siembra de granos con la que el ser humano reemplazó la cosecha de los mismos, que era en forma “silvestre”, o la domesticación de los animales. La invención de la sembradora por parte de Jethro Tull en Inglaterra a principios del siglo XVIII, y ya en el siglo XX la llamada “revolución Verde”, que en la década del 40 permitió desarrollar variedades de trigo que triplicaron los rendimientos que hasta esa época existían.

La revolución tecnológica actual comienza hacia fines del siglo pasado con el desarrollo de procesos de automatización y robotización. El presente se caracteriza por la creciente producción de datos que múltiples y sofisticados sensores generan a nivel de finca, parcela o animal. Estos datos son procesados para generar información. En la actualidad, la información es la clave para el manejo eficiente e inteligente que da respuestas y soluciones en tiempos reales.

En este contexto, Israel se posiciona como una importante plataforma innovadora de agro tecnologías. El ecosistema emprendedor de Israel se desarrolló bajo la estrategia de importantes inversiones del estado en programas de incubadoras que respaldaron a la investigación y desarrollo para tecnologías innovadoras. Los fondos de inversión permitieron el desarrollo de las empresas Startup. Por un lado, se generaba disponibilidad de capital y, conjuntamente con el desarrollo que estos capitales permitían, se atrajo a inversores locales y extranjeros. Debe señalarse los importantes aportes de la academia como resultado de la calidad de sus instituciones e investigaciones, las inversiones en investigación y desarrollo del sector empresarial y la cooperación entre el sector académico y la industria.

Por medio de estas políticas se logró generar un ecosistema en el cual se logran canalizar emprendimientos innovadores en diferentes áreas de la industria, que se transformaron en motores para el desarrollo económico israelí y ubican a Israel en el tercer lugar del mundo en referencia al índice de innovación publicado por el Foro Económico Mundial (2017-2018).

¿Pero cuáles son los problemas a solucionar? El cambio climático, la escasez de recursos naturales como el agua el suelo y la energía, junto con la creciente demanda de alimentos que genera el aumento creciente de la población mundial, son factores de importante influencia en el futuro del sector agropecuario del mundo. La agricultura israelí no escapa a esta problemática.

La situación geopolítica existente en la región obliga a Israel a desarrollar tecnologías que puedan dar respuesta en forma continua a la necesidad de asegurar el suministro continuo de alimentos frescos y sanos, cuya producción sea sostenible desde el punto de vista ambiental y social.

Bajo esta realidad, los protagonistas del sector entendieron que la problemática en la que la agricultura israelí se encuentra hoy día, al igual que la agricultura en el mundo, necesita apostar por la tecnología.

La suposición básica es que solo una verdadera transformación tecnológica del medio rural debe pasar por los medios digitales para encontrar el camino que pueda dar respuestas a los desafíos que se presentan. La agricultura se encuentra inmersa en un proceso de profunda digitación y creación de explotaciones agrícolas inteligentes. Desarrollo de maquinaria y tecnologías que reemplacen mano de obra, aumenten la eficiencia de los recursos y, sobretodo, respondan rápidamente a los cambios del mercado. Estos son parte de los temas a los que las startups israelíes tratan de ofrecer soluciones.

En Israel existen aproximadamente 450 diferentes empresas dedicadas al agro que en su mayoría dedican importantes fondos para el desarrollo de soluciones innovadoras a la problemática en la producción. La agricultura debe encontrar el camino para producir más con menos. Más población, más calidad, mayor competitividad, sustentabilidad desde el punto de vista ambiental y social. Todo con menos recursos.

El ecosistema emprendedor que existe en Israel nos permitirá ver cambios significativos en las áreas relacionadas con la actividad agrícola. Existen varios ejemplos de estos cambios que sin duda crearan nuevas oportunidades para el sector en los campos relacionados con la tecnología digital, la tecnología biológica y la reestructuración de la cadena de valor.

Las tecnologías digitales: Los sensores y la robótica son las dos áreas principales de la tecnología digital en la agricultura. Sensores identifican el estado del suelo en referencia a su humedad, contenido de minerales, etc. Estos datos podrán determinar cuando y donde fertirrigar de manera eficiente.  Se han desarrollado sensores que pueden determinar la madurez de los frutos y su momento óptimo de cosecha. La agricultura de precisión producirá robots y aplicaciones que calcularán la madurez de frutas sobre la base de la información recopilada en cuanto a tamaño, color, etc. De esta forma, la cosecha podrá ser completamente automatizada y sensores podrán determinar el momento de cosecha. La información se envía al Smartphone del agricultor o el propio agricultor podrá fotografiar la fruta y recibir información inmediata sobre el tiempo de cosecha óptimo que permitirá reducir desperdicios y alargar la vida de útil/anaquel de la misma.

Nuevos avances en el campo de la inteligencia y visión artificial permiten distinguir entre cultivos y malezas. Por intermedio de sensores y uso de drones se pueden diagnosticar enfermedades en sus primeras fases y determinar la población de plagas. Estos drones toman fotografías luego de una pulverización para demostrar la eficacia del tratamiento realizado. En el futuro, los mismos drones serán capaces de pulverizar plaguicidas en lugares precisos para eliminar la enfermedad antes de su expansión y reducir al mínimo la cantidad de agroquímicos a utilizar.

Las tecnologías biológicas: Estamos viviendo en un periodo en el cual los consumidores están interesados en consumir productos con valor agregado desde el punto de salubridad, y no menos importante es saber si la producción del mismo no produjo daños ambientales. Esta realidad obliga a los diferentes participantes del proceso de producción a reducir el uso de agroquímicos e incorporar mayor cantidad de productos biológicos. La incorporación de los mismos como componente substancial del programa del agricultor permitirá darle seguridad al consumidor en referencia a la salubridad de los productos.  Los materiales biológicos están fabricados a partir de materias primas agrícolas/biológicas, son seguros para ser consumidos por seres humanos sin dañar el ambiente.

 

Los avances en la industria de la biotecnología incluyen el campo de edición del genoma que pueden conducir al desarrollo de cultivos resistentes a la sequía, reducción de alérgenos, desarrollo de variedades resistentes a enfermedades, mayor capacidad de adaptación a amplios rangos climáticos y mayor vida de almacenaje/anaquel. En Europa, aproximadamente el 40% de los tomates que crecen en invernaderos proviene de semillas desarrolladas en Israel. El desarrollo tomates cherry, o variedades de uvas y sandías sin semillas de altos rendimientos son parte de los ejemplos.

 

Crear una nueva cadena de valor: La trazabilidad de los productos se transforma en una exigencia del consumidor. Independientemente de la calidad de las materias primas y el valor alimenticio de los productos agrícolas, el consumidor exige la transparencia de los procesos de producción. Estamos viviendo en una época en donde el consumidor por intermedio de cámaras web o por intermedio de aplicaciones en su teléfono inteligente pueda dar seguimiento a las diferentes explotaciones agrícolas y sus cultivos para poder decidir si los procesos de producción están acorde a sus principios y necesidades.

La otra cara de la moneda

Los últimos años muestran una fuerte tendencia a inversiones por parte del sector empresarial en tecnologías agrícolas. Esta tendencia es una buena indicación acerca del potencial del sector. Paralelamente, la economía israelí presenta debilidades y factores limitantes. En los últimos años ha descendido el gasto público en educación, los gastos de defensa son altos. La burocracia es alta y no existe la suficiente agilidad que permita la rápida apertura y concreción de negocios, además de la alta presión fiscal. El desarrollo de infraestructuras de transporte es lento y dificulta la integración de los sectores periféricos a las grandes urbes. Paralelamente, las minorías se integran lentamente al mercado de trabajo con salarios relativamente bajos.

En resumen, si bien el ecosistema emprendedor existente en Israel es desarrollado y exitoso, el gobierno deberá durante los próximos años generar políticas de desarrollo que vean en la agricultura un sector estratégico para el desarrollo, acentuando la integración de las minorías e integrando las regiones periféricas del país.

Para comentarios: [email protected]

Mi agradecimiento a la Dra. Michal Levy, Senior Deputy Director general, Agricultural Innovation, por la información suministrada.

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