Exhiben en Berlín la historia de los adoquines que recuerdan a los perseguidos por los nazis

Stolpersteine para Herta y Alexander Adam en Berlín Foto: Gryffindor Wikimedia Dominio Público

Las «stolpersteine», adoquines dorados cubiertos con latón que conmemoran en toda Europa a los perseguidos por los nazis, muchos de ellos asesinados en campos de exterminio, son objeto de una exposición en Berlín, donde esta iniciativa comenzó en 1996.

El parlamento regional de la capital alemana alberga la muestra «Stolpersteine. Memoria y Escultura social», donde se repasa la historia de esta iniciativa cuyos ejemplos se pueden ver desde Alemania a Italia, pasando por Austria, Holanda, Bélgica o Ucrania.

Las «stolpersteine» homenajean a judíos, gitanos, disidentes políticos o religiosos, homosexuales, testigos de Jehová, asesinados por «eutanasia» y perseguidos por ser «asociales», cuyos datos biográficos y destino se exhiben en la acera de la última residencia voluntaria.

Esta iniciativa pretende mostrar «los fundamentos a menudo desconocidos» y los diversos aspectos que con esos adoquines reúnen a gente de diferentes generaciones y países, para hacer más accesible a los jóvenes el período nazi, según los organizadores y tal como se afirma en la exposición.

Silvija Kavcic, directora de la Oficina de Coordinación Stolpersteine de Berlín y organizadora de la exposición, explica que «hay muchos aspectos del proyecto que no se conocen necesariamente» respecto a las «stolpersteine».

En siete secciones se muestran fichas, vídeos y mapas que responden a preguntas básicas sobre la creación de las piezas, así como la localización en más de 20 países europeos que fueron ocupados por el Ejército alemán.

En el término «escultura social», introducido por el artista alemán Joseph Beuys, el creador de los adoquines, Gunter Demnig, vio, según Kavcic, un concepto con conexiones con su proyecto, razón por la cual se incluye en el titulo de la exposición.

En cada caso, el proceso que conduce a la creación de un adoquín comienza con la recopilación de datos biográficos en archivos, que se completan con recuerdos familiares y detalles de la persecución.

Demnig colocó en 1996 los primeros 50 adoquines dorados en Berlín y en la actualidad hay unos 8.000 en la capital alemana y más de 72.000 en Europa.

Desde 2006, el escultor berlinés Michael Friedrichs-Friedlaender los fabrica con cobertura de latón y unos 2 kilos; dispone de un surtido de sellos en una «máquina de escribir» para grabar el latón en la que se incluyen caracteres especiales de todos los idiomas europeos, así como el alfabeto hebreo y cirílico.

Cada una de las «stolpersteine», que Demnig coloca delante de la puerta de los perseguidos, está hecha a mano en su taller.

En diciembre de 2018 se colocaron en las islas de Mallorca y Menorca, después de haberse hecho ya en varias ciudades de Cataluña, según indica el sitio oficial de Demnig.

«Hace mucho tiempo que la idea ya se ha convertido en un movimiento de ‘stolpersteine’ que, al contrario de lo que ocurre con los monumentos, visualiza la historia», se afirma en la exposición, donde los visitantes pueden dejar constancia de su propia conexión con los hechos.

En la inauguración de la exposición, acompañada con piezas del compositor checoslovaco de origen judío Erwin Schulhoff, el presidente de la Cámara de Diputados de Berlín, Ralf Wieland, se refiere a la misma como su “preocupación especial” para mantener «viva» la memoria de los perseguidos.

Además, condena la presencia del estigma, el racismo y la discriminación en la sociedad actual.

«El nacionalsocialismo ha demostrado con qué rapidez la exclusión puede llevar a la extinción de vidas humanas. Esta historia no debe repetirse. Es nuestra responsabilidad histórica cuidarla», añade.

Antes de su etapa berlinesa, la exposición itinerante se mostró en Estados Unidos y en Holanda. EFE

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