La prestigiosa escuela de Drama Beit Zvi acaba de poner en escena en una brillante y muy lograda producción uno de los musicales favoritos, “Shlomo el Rey y Shlomi el zapatero” (Shlomo Hamelech Ve Shlomi Hansandlar), interpretado por actores del tercer año y dirigido por Zvicki Levin, quienes se esmeran en esta que reposición tenga todavía el brillo de la memorable pareja que lo interpretó en 1964, Ily Gorlitzky y Yona Atari.
Es una verdadera joya escénica, muy divertida y conviene verla. Los actores, cantantes y bailarines ofrecen verdaderos momentos de placer. Esta es la producción que introduce a los estudiantes del tercero y último año de estudios de Beit Zvi y una oportunidad festiva para que el público revele el nuevo elenco de la escuela que ha llegado a generar grandes estrellas de teatro, cine y televisión durante todos los años. Se presenta hasta el 20 de noviembre en el Teatro Ramat Gan.
El musical bíblico, escrito por el dramaturgo alemán Sammy Grunman en 1942 y traducido al hebreo ese año por el poeta Nathan Alterman, es considerado el musical israelí más exitoso de todos los tiempos y ha sido presentado en muchos teatros en diversas actuaciones durante los últimos 77 años. La versión más destacable fue la del Teatro Cámeri en 1964, que fue acompañado por primera vez por el gran coro del músico Alexander (Sasha) Argov. Estos dos baluartes Alterman y Argov lo han convertido en el musical más importante de la cultura israelí. Con un idioma poético y muy jugoso acompañado de música, que son las canciones más conocidas por todos en Israel.
La trama trata sobre el intercambio de identidades entre dos personas idénticas en su apariencia externa: el sabio rey Salomon (Shlomo) y el zapatero borracho Shlomi, quien es llamado a palacio por el rey para que ocupe su lugar y demuestran que “la ropa si hace a la persona” y cada uno debe lidiar con la ocupación del otro de la que no están muy familiarizados. El inocente zapatero, un hombre del mercado, de repente descubre que la vida como rey no es lo más agradable del mundo y, después de todo, el trabajo real es más difícil que el trabajo de fabricación de calzado. Mientras que el rey debe medirse con gente de pueblo que no alcanza a entender. Todo ello sirve como base para crear situaciones muy divertidas.