El Partido Laborista celebra primarias internas ante la amenaza de desplome

Avi Gabbay, con militantes laboristas, frente a un centro de votación. / Foto: Facebook "Avodá"

Ofer Laszewicki Rubin – Tel Aviv

Unos 60.000 militantes del Partido Laborista escogerán hoy en urnas repartidas por todo el país la lista electoral que la formación presentará a las próximas elecciones de Abril. Con unas encuestas que siguen vaticinando una caída histórica de la formación liderada por Avi Gabbay –que podría pasar de los 24 escaños actuales a tan solo 5-, el laborismo que fundó y consolidó el estado de Israel podría pasar a ser una fuerza política minoritaria y residual.

En las primarias internas –que solo celebran el laborismo, el Likud y el izquierdista Meretz-, la militancia puede escoger una lista de 8 a 10 nombres de los 44 candidatos que se presentan. Simpatizantes del partido aspiran a que la configuración de una lista con candidatos populares a la cabeza, como los jóvenes Itzik Shmuli o Stav Shafir, pueda dar un empujón y revitalizar al partido. Gabbay animó a la militancia: “salir y votar. Somos una democracia y el poder está en vuestras manos”. En los últimos días, el líder del partido ha dado mayor visibilidad en los medios de comunicación a los candidatos más potentes.

Si se toman en cuenta las encuestas que le pronostican la histórica caída, los candidatos a las primarias tienen escasas opciones de colocarse en una posición realista para ser elegidos a la Knesset. El segundo lugar de la lista está reservado a elección del líder –aunque no está garantizado que use su derecho- y el cuarto para una mujer.

Por ello, las luchas internas en el partido han sido encarnizadas en los últimos meses, con diputados electos anunciando que renunciaban a presentarse a las primarias, y otros, como Eitan Cabel, cuestionando y criticando en público el liderazgo de Avi Gabbay. De los 24 parlamentarios de la extinta coalición “Unión Sionista” de la pasada legislatura –conformada por el laborismo y Hatnuá de Tzipi Livni-, tan solo 14 concurren a las actuales primarias.

Entre las nuevas incorporaciones se encuentran el ex activista de la ONG “Buen Vecino” Yair Fink; la asesora de comunicación Emilie Moatti; el periodista Henrique Cymerman; el rabino y líder del movimiento reformista en Israel Gilad Kariv; o la curiosa incorporación de Michal Zernowitski, mujer procedente del sector ultraortodoxo.

 

LOS FUNDADORES, ALEJADOS DEL PODER

El Partido Laborista se constituyó en 1968 en una confluencia de tres partidos, que incluía el Mapai de David Ben Gurion, creado en 1930 y que de facto ejerció el liderazgo de la comunidad judía en los años previos a la fundación del estado de Israel en 1948. Hasta la maapecha del Likud en 1977 –la primera vez que la derecha logró el poder-, el laborismo fue la fuerza que construyó el estado y monopolizó el poder político, financiero, mediático y cultural del país.

Pero el laborismo no ha vuelto a ocupar la residencia de la calle Balfour de Jerusalén desde la salida de Ehud Barak en 2001, tras el fallido intento de sellar un acuerdo con los palestinos, liderados por Yasser Arafat, que desembocó en el inicio de la Segunda Intifada. Desde entonces, en los últimos 16 años ha vagado en la oposición y esporádicamente ha entrado en coalición de gobierno con el Likud de Netanyahu.

En las últimas elecciones generales de 2015, el partido se presentó en coalición con el movimiento “Hatnuá” de Tzipi Livni, logrando 24 escaños y situándose como segunda fuerza. De hecho, las encuestas entonces lo colocaban como serio aspirante a la victoria, pero el mensaje de última hora de Netanyahu (“los árabes están viniendo a votar con autobuses en masa”) le acabó otorgando la victoria. Gabbay se deshizo de su socia Livni en una rueda de prensa en directo, algo que todavía le restó puntos en las encuestas y acrecentó las críticas hacia su figura, por supuestamente tomar las decisiones sin consenso en el partido.

La otra gran amenaza electoral son las nuevas formaciones centristas, como Josen LeIsrael del ex jefe del ejército Benny Gantz o el ya consolidado partido Yesh Atid del ex periodista Yair Lapid. Con un fuerte mensaje apelando a la seguridad, probablemente el primer factor que toma en cuenta el electorado israelí, pero con mensajes más ambiguos respecto a otras cuestiones clave -como la resolución del conflicto con los palestinos o el porvenir de los asentamientos en Cisjordania-, estas formaciones amenazan con “comerse” al electorado del laborismo.

Para paliar la caída, en los últimos días han aparecido informaciones en la prensa local especulando sobre la opción del Partido Laborista de concurrir en una lista conjunta con el partido de izquierda Meretz e incluso reavivar la figura del ex primer ministro Ehud Barak, para conformar una lista de izquierda más atractiva. Pero Gabbay, desde su toma de posesión, trató de llevar la formación a las aguas del centro. Todo en la política israelí es imprevisible y volátil, por lo que habrá que esperar al minuto 90 para medir la relevancia del laborismo en el presente y futuro de la política de Israel.

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