El equipo de búsqueda israelí relata la tragedia y el dolor del atentado a la AMIA

Soldados israelíes participan en las tareas de búsqueda y rescate tras el atentado a la AMIA Foto: portavoz de las Fuerzas de Defensa de Israel vía Flickr

Una montaña de escombros, sin sobrevivientes. Así recuerdan Amir Golán y Nati Guefen el aterrador paisaje que se encontraron hace hoy 25 años, cuando llegaron a Buenos Aires tras el atentado contra el principal edificio de la comunidad judía en Argentina, el más grave en la historia del país.

«Cuando llegamos a la escena, fue terrible. Un edificio de cinco pisos que se había convertido en una montaña de escombros. Cuando empezamos a cavar estaba claro que no había ninguna posibilidad de encontrar sobrevivientes», recuerda Golán, comandante de la unidad de búsqueda y rescate del Ejército que voló inmediatamente a la Argentina tras el atentado, que dejó 85 muertos y cientos de heridos.

El 18 de julio de 1994, un coche bomba cargado con cerca de 300 kilos de nitrato de amonio y gasolina voló por los aires la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) y de la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA).

«Creo que apenas empezamos a trabajar, trabajamos durante 24 horas sin parar y, después, empezamos a hacer turnos de descanso de seis horas, así durante diez días», describe Guefen, miembro de la unidad de rescate, » Iejidat Hajilutz», en hebreo, y que pertenece al Comando de la Retaguardia (o Defensa Civil) de las Fuerzas de Defensa de Israel.

Hoy Guefen y Golán tienen 65 y 69 años respectivamente, y cuando volaron a Buenos Aires eran dos de los más experimentados de un equipo que contaba con jóvenes de poco más de 20 años.

«Yo tenía más de 40 años así que para mí era diferente, pero para los de 25, sacar tal cantidad de cuerpos de entre los escombros fue horrible», relata Guefen, que desde hace años se dedica a la remodelación de viviendas y, a pesar de su edad, se niega a dejar la unidad y continúa a su disposición cuando se le requiere.

Golán, hoy pensionista pero también reservista del Ejército y dedicado más al entrenamiento de jóvenes que a ayudar físicamente en las misiones, señala que, en esos casos, y especialmente como comandante, es difícil dejar espacio para los sentimientos: «tienes que mantener a tu equipo con buen ánimo, trabajando duro y haciendo lo mejor que puedan».

El equipo que integraban contaba con diez personas, de un total de alrededor de 25 soldados que viajaron a ayudar, incluyendo médicos, encargados de equipamientos mecánicos y trabajadores con perros de rescate.

Un elemento que ambos remarcan es el hecho de lo que significaba para ellos colaborar con la comunidad judía.

«Sabíamos que los que estaban dentro eran nuestros hermanos, y eso significó mucho para nosotros», dice Golán y recuerda la ovación y los aplausos de la gente tras su llegada: «Nos recibieron como si fuésemos ángeles que bajamos del cielo».

La unidad de búsqueda y rescate de las Fuerzas de Defensa de Israel es conocida por asistir no solo en ataques y accidentes a nivel local sino también en eventos y catástrofes de gran envergadura en todo el mundo.

Los miembros de la unidad, que tiene la particularidad de no tener miembros del Ejército activos sino que está formada enteramente por reservistas, están especializados en la búsqueda y rescate en edificios colapsados.

Recientemente enviaron varios equipos a Brasil tras el colapso de un dique que dejó más de 200 muertos y en el pasado asistieron también en los terremotos de México en 2017 y Haití en 2010, entre muchas otras catástrofes donde se hicieron presentes. EFE y Aurora

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