El embajador de EE.UU. desata la controversia por su apoyo a la anexión israelí de “partes de Cisjordania”

El embajador de EE.UU. en Israel, David Friedman. / Foto: Ammar Awad (REUTERS)

En el conflicto entre Israel y los palestinos, una declaración basta para desatar la controversia. En una entrevista concedida al New York Times la pasada semana, el embajador de EE.UU. en Israel, David Friedman, declaró que “bajo ciertas circunstancias, creo que Israel tiene el derecho de retener partes de Cisjordania”.

Las palabras de Friedman no sorprenden, ni tampoco las reacciones en ambos bandos. Tras la llegada de Trump a la Casa Blanca, Washington dio un giro de 180 grados y deshizo el consenso internacional: reconoció a Jerusalén como capital de Israel, trasladó su embajada de Tel Aviv a la ciudad santa; y asignó a David Friedman como embajador. En el pasado, el representante de EE.UU. en el estado judío impulsó donaciones para el asentamiento de Beit El, al norte de Ramallah. Por todo ello, el liderazgo palestino rompió por completo sus vínculos con la Casa Blanca.

En un clima de incertidumbre política en Israel por la nueva convocatoria electoral, varios ministros celebraron las palabras del representante diplomático. “La visión del mundo de la administración Trump, expresada por el embajador Friedman, es la única que puede traer un cambio”, señaló el ministro de seguridad interna Gilad Erdan. Y prosiguió: “es la única vía para hacer entender a los palestinos que boicotear a Israel y a EE.UU, así como su apoyo al terror y la incitación, no les supondrá ningún logro”.

También desde las filas del Likud, el parlamentario Tzachi Hanegbi remarcó que “la posición mayoritaria de la sociedad israelí es que un eventual acuerdo estará basado en nuestro control de Judea y Samaria”, dijo refiriéndose a Cisjordania según la denominación bíblica hebrea. “Por ello, las palabras de Friedman están llenas de clarividencia”, agregó.

A pesar de la congelación total de las negociaciones entre israelíes y palestinos y del decreciente apoyo a la solución de los dos estados en ambas sociedades, el liderazgo de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) y gran parte de la comunidad internacional siguen apostando por la creación de un estado palestino independiente en Cisjordania y Gaza, basado en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967 y con Jerusalén Este como su capital.

Pero Washington, con su anuncio de programar la conferencia de Bahrein a fines de junio –cuya pretensión es dar un impulso a la renqueante economía palestina-, no parece en disposición de regresar al paradigma de los Acuerdos de Paz de Oslo: el “plan del siglo” de Trump, cuyo capítulo político se desvelará después de la convención económica en el país del golfo, no apunta a que tratará las aspiraciones de autodeterminación palestinas.

Desde las páginas del pro gubernamental Israel Hayom, el columnista Amnon Lord escribió que “si Israel aplica la anexión, el gobierno norteamericano estará preparado para sacar del plan de paz el capítulo sobre las fronteras del 67, y reconocerá la soberanía israelí sobre los bloques de asentamientos. No es un territorio grande en términos de porcentajes sobre la superficie de Cisjordania”. Además, Lord celebró el cambio de paradigma con Trump, que revocó la declaración impulsada por Obama en la resolución 2334 de la ONU (2016), que catalogaba toda construcción israelí más allá de la Línea Verde como “ilegal”.

Por otro lado, la declaración de Friedman encolerizó a los palestinos, a representantes políticos árabes israelíes y a sectores de la izquierda de Israel. Ahmad Tibi, de la coalición árabe Hadash-Ta’al, definió al embajador como un “criminal internacional” en una entrevista radiofónica. Desde la ANP, ya están considerando presentar una queja contra Friedman en la Corte Criminal Internacional.

“¿Según que lógica Friedman cree que Israel tiene derecho a anexionar partes de Cisjordania? ¿En qué realidad se basa dicha convicción? ¿En la ley internacional que prohíbe la anexión de territorios por la fuerza? ¿O la realidad impuesta por las autoridades de la ocupación?”, se preguntaba en un comunicado la agencia de noticias Wafa, a cargo de la ANP.

El veterano negociador palestino Saeb Erekat, secretario general de la Organización por la Liberación de Palestina (OLP), remarcó que las declaraciones de Friedman prueban el “claro alineamiento” de la administración Trump con Israel, y por ello justificó el boicot palestino a la próxima conferencia de Bahrein. El pasado marzo, por primera vez, Washignton dejó de catalogar Cisjordania como “territorio ocupado” en el reporte anual del Departamento de Estado sobre derechos humanos en el mundo.

En un editorial, el izquierdista Haaretz calificó la polémica declaración de Friedman como “un escupitajo en la cara de los palestinos. Y supondrán dolores de cabeza para aquellos que buscan una solución justa para el conflicto entre palestinos e israelí basada en la división de la tierra y el reconocimiento a la autodeterminación de ambos pueblos”. Y agregó: “destruye la legitimidad de Friedman como un negociador válido y justifican las desconfianzas palestinas respecto al plan de paz de Trump”.

Durante la pasada campaña electoral, el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu apostó por la anexión gradual de todos los asentamientos judíos de Cisjordania y Jerusalén oriental.

 

 

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