Claves para los comicios en Israel

Benny Gantz y Benjamín Netanyahu Foto de archivo: REUTERS/Nir Elias, Ariel Schalit/Pool vía REUTERS

Israel celebra por primera vez dos elecciones parlamentarias en el mismo año, después de que el jefe de Gobierno, Benjamín Netanyahu, fracasara en su cometido de formar un Ejecutivo de coalición tras los comicios de abril.

Con similares perspectivas de intención de voto pero nuevas alianzas, la posibilidad de un Gobierno de unidad frente a una coalición de Netanyahu determinará las tendencias del electorado ante la cita del 17 de septiembre, marcada por las siguientes claves:

– LOS DOS BLOQUES

Como siempre, los comicios giran en torno a un bloque de la derecha con partidos ultraortodoxos, al que las encuestas pronostican unos 65 escaños de 120, y el de centro izquierda, con unos 45 asientos, además de los 10 que alcanzaría la árabe Lista Conjunta, históricamente fuera de pactos de gobierno.

La división de izquierda y derecha en Israel no está tan sujeta a planteamientos socio-económicos como a la actitud en materia de seguridad y del conflicto con los palestinos.

– LIEBERMAN: LLAVE DE GOBIERNO, OTRA VEZ

Avigdor Lieberman, líder del nacionalista secular Israel Nuestro Hogar (Israel Beitenu), impidió en mayo a Netanyahu formar gobierno por una disputa con los partidos ultraortodoxos en torno a una ley de reclutamiento militar para esa comunidad.

Su estrategia parece haberle funcionado: frente a los cinco escaños que obtuvo en abril, las encuestas le pronostican once. El bloque de la derecha, sin Lieberman, obtendría 54 escaños, por lo que este puede volver a ser fundamental para formar coalición. Y ya ha dejado claro que no renuncia a un Israel más laico.

– ¿QUÉ DICEN LOS SONDEOS?

No auguran grandes cambios respecto a abril, aunque los expertos reconocen que la abstención puede jugar un papel importante.

El bloque de partidos de derecha y religiosos, que se hizo entonces con 65 asientos, ganaría entre uno y dos escaños menos y los dos principales partidos, Likud y Azul y Blanco (Kajol Labán), seguirían estando en primera línea, oscilando entre 30 y 33 diputados.

La Lista [Árabe] Conjunta, que agrupa a partidos de mayoría árabe se haría con entre 10 y 11 asientos, al igual que Israel Nuestro Hogar (Israel Beitenu) y Yamina (ex Nueva Derecha), que agrupa los partidos sionistas religiosos.

Los ultraortodoxos obtendrían alrededor de 15, divididos entre los partidos Judaísmo Unido de la Tora (Iahadut Hatorá) (askenazí) y Shas (sefaradí), mientras que los izquierdistas Unión Democrática y la coalición del Laborismo y Guesher, obtendrían alrededor de 6 cada uno.

El ultraderechista Otzma Yehudit se quedaría fuera del Parlamento.

– ¿ES POSIBLE UN GOBIERNO DE UNIDAD?

Apenas dos semanas antes de los comicios, el líder de Azul y Blanco, Benny Gantz, sorprendió al sugerir la formación de un «gobierno de unidad liberal» junto al Likud e Israel Nuestro Hogar, de Lieberman, para reducir el poder de los partidos pequeños de «chantajear» e influir en el destino del país.

Netanyahu, se ha comprometido tajantemente a lo contrario: «Formaré solo una coalición de derecha. No habrá gobierno de unidad».

Lieberman sí se inclina por esta opción, para dejar fuera de juego a los partidos religiosos.

Según el Instituto de Democracia de Israel (IDI), un 39% de israelíes judíos quiere un gobierno de unidad, frente a un 32% que quiere un Ejecutivo de derecha y un 15% que apoya uno de centro izquierda. Entre los árabe israelíes, la preferencia es una coalición de centro-izquierda (38%) y solo un 17% quiere un gobierno de unidad.

– LOS ÁRABES Y SU APATÍA ELECTORAL

Los principales partidos árabes han logrado volver a conformar la Lista Conjunta, algo que no consiguieron en abril. La desunión y la abstención de quienes consideran inútil el voto redujo la participación electoral en su comunidad del 64% de 2015 a un 49%.

Un movimiento social, la «Coalición 17/9», trata de convencer a los árabes israelíes de que voten, con el argumento de que «no tenemos el privilegio de quedarnos en casa».

La reedición de la alianza árabe (con Hadash, Taal, Balad y Raam) tratará de vencer la apatía electoral de su comunidad.

– EL SÍNDROME DEL «AGOTAMIENTO DEL VOTANTE»

No hay estimaciones de abstención, pero la experiencia de países que han vivido dos comicios generales en un año indican que más votantes se quedarán en casa.

Según el IDI, un 39% de la población reconoce haber seguido la campaña menos que la anterior.

«La mayoría del público está simplemente aburrida. No es una cuestión de izquierda o derecha, este malestar se puede encontrar en todos los campos. Y beneficiará a los partidos más ideológicos, que se encuentran en los extremos y a la comunidad ultraortodoxa», advertía el analista Amihai Attali en el diario Yediot Aharonot.

– LOS «PROBLEMILLAS» DE NETANYAHU Y LA INMUNIDAD

Bibi se presenta a estos comicios con la acusación (pendiente de una audiencia [vista]) por delitos de fraude, abuso de confianza y cohecho en tres casos de corrupción.

El caso más grave es el denominado 4000 o Bezeq, en el que se investiga si hizo favores a ese gigante de telefonía a cambio de cobertura favorable en el digital de noticias Walla, controlado por el mismo empresario, Shaul Elovitch.

Los otros casos son el 1000, que estudia si Netanyahu y su familia recibieron lujosos regalos de dos empresarios millonarios, y el 2000, en el que se sospecha que intentó llegar a un acuerdo con el dueño del diario Yediot Aharonot para lograr una cobertura positiva a cambio de restringir la circulación del diario rival.

Según los medios, la aprobación de una ley de inmunidad para altos cargos formó parte de las negociaciones de coalición en mayo en las que fracasó Netanyahu, extremo que este niega.

– EL FACTOR RELIGIOSO

Los partidos ultraortodoxos – Judaísmo Unido de la Torá y Shas – mantienen sus alrededor de 7 escaños, con los que apoyarían a Netanyahu para un Gobierno de coalición. Pero en la esfera política aumentó el debate sobre la separación entre Estado y religión y el líder de Israel Nuestro Hogar, Avigdor Lieberman, aseguró que no dará su apoyo a gobiernos que se supediten a las demandas de los religiosos. Por otro lado, la coalición Azul y Blanco mantiene su defensa de la laicidad con Yair Lapid como máximo representante.

– LA IZQUIERDA REORGANIZADA

Los partidos de izquierda se alían para sumar votos y recuperarse del descalabro de abril, cuando el Partido Laborista llegó a su mínimo histórico con seis escaños después de haber sido el segundo partido en la Knéset y el pacifista Meretz se quedó con cuatro diputados y a punto estuvo de no superar el umbral mínimo de acceso (3.25%).

Ahora se ha formado la Unión Democrática -el Partido Verde, el Partido Democrático de Israel y el izquierdista Meretz- y el Partido Laborista se ha unido con el centroderechista Guesher para acumular votos. EFE y Aurora

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