Carta abierta del Gran Rabino Gabriel Davidovich a un año del violento ataque

26 febrero, 2020 ,
El Rabino Gabriel Davidovich cuenta sus sensaciones. Foto: AMIA

Se cumple el primer aniversario de la brutal agresión sufrida en su casa, del barrio de Once, por el titular del Superior Rabinato de Amia. Los delincuentes que penetraron en su hogar, en horas de la madrugada, le gritaron “Sabemos que sos el Rabino de Amia”.

En la violenta agresión sufrió graves heridas producto de los golpes recibidos. Pidió asistencia inmediata y debió ser internado. El Rabino Davidovich se encontraba junto a su mujer, quien fue controlada por los asaltantes. Les robaron dinero y varias pertenencias. Siguen pidiendo por el esclarecimiento de los hechos.

En un comunicado de prensa, el Gran Rabino se abrió profundamente para compartir sus emociones al recordar este feroz asalto:

“Hoy se cumple un año del brutal ataque que sufrimos mi esposa y yo en nuestro hogar. Deseo compartirles algunas sensaciones y pensamientos que nos atraviesan.

Por un lado, aspiramos a dejar atrás los malos recuerdos, la angustia y la impotencia que sentimos cuando intrusos ingresaron violentamente a nuestra casa en medio de la noche. Asimismo, tenemos la necesidad de que se esclarezca en forma cabal esta tremenda agresión y sus motivos reales, en la comprensión de que no fue «un simple hecho delictivo».

Sin embargo, y por sobre todas las cosas, me embarga una gran felicidad por la segunda oportunidad que Dios me brindó para seguir viviendo rodeado de mis seres queridos. Estar sano, poder trabajar y continuar en mis funciones para ayudar a la gente de nuestra comunidad desde mi lugar en el Rabinato de AMIA. ¡Alabado sea el Todopoderoso!

Agradezco a todas las autoridades religiosas y gubernamentales. A cada una de las personas de mi país y del mundo que se solidarizaron, nos acompañaron y rezaron por mi esposa y por mí, en momentos tan difíciles. No dimensionan el bien que nos hicieron. Agradezco también, desde lo más profundo de mi alma, a nuestros hijos y amigos que fueron, literalmente, nuestro sostén.

Además, quisiera dar mi reconocimiento a todas las fuerzas de seguridad que trabajaron sin descanso para detener a los culpables materiales del hecho. No olvido a los oficiales que se ocuparon de protegernos y a los que actualmente cuidan nuestra residencia con la ayuda de Dios. A cada uno de ellos, muchísimas gracias y mis bendiciones”.

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