Fuerzas especiales de Qatar practican un ejercicio de paracaidismo Foto: Trevor T. Mc Bride Fuerza Aérea de EE.UU. Wikimedia Dominio Público

Un reciente juicio por difamación en Londres arroja luz sobre el funcionamiento de una de las estructuras de poder más complejas e interesantes en el enredado laberinto de Oriente Medio, específicamente, la floreciente alianza entre Turquía, el Emirato de Qatar y la red más amplia de los Hermanos Musulmanes, en la región y más allá.

El juicio en sí contó con una figura conocida por los israelíes: Mohammad Dahlan, ex comandante del Servicio de Seguridad Preventiva de Fatah en la Franja de Gaza. Dahlan había demandado por difamación a Middle East Eye (MEE), un sitio web de noticias ampliamente reconocido, con sede en Londres, que tiene estrechos vínculos con el Emirato de Qatar.

El sitio web alegaba que Dahlan había financiado secretamente el fallido intento de golpe de estado en Turquía en 2016. Las acciones de Dahlan fueron presentadas como parte de un esfuerzo más amplio por parte de los Emiratos Árabes Unidos.

En el transcurso del juicio, se supo que la única fuente del MEE para esta acusación era un único contacto no verificado dentro de los servicios de inteligencia turcos.

Middle East Eye, fundado por el ex corresponsal en el extranjero del diario The Guardian, David Hearst, se niega a discutir las fuentes de su financiamiento. Hearst, en 2014, describió a los patrocinadores del sitio web como «donantes privados individuales» con interés por la «democracia en el Medio Oriente».

Sin embargo, existen amplios vínculos entre el personal de MEE y la poderosa e influyente red de medios Al Jazeera de Qatar. La red parece también estar vinculada a un nexo más amplio asociado con los Hermanos Musulmanes.

Así, el director de MEE Ltd., el palestino nacido en Kuwait, Jamal Bassasso, es un ex director de planificación y recursos humanos de Al Jazeera. Bassasso también es un ex funcionario de Al Quds TV, afiliada a Hamas en el Líbano, según un informe de 2017 de Michael Rubin en el American Enterprise Institute. Jonathan Powell, un alto ejecutivo de la red Al Jazeera, pasó seis meses en Londres como «consultor de lanzamiento» para el MEE. Adlin Adnan, ex funcionario de la organización benéfica Interpal vinculada a Hamás, registró el sitio web de MEE.

Este aparente nexo mediático floreciente constituye a su vez un componente de una de las alineaciones más significativas de la región. Si bien los titulares de las noticias de Oriente Medio están actualmente (justificadamente) dominados por el choque entre el eje mayoritariamente chií liderado por Irán y sus enemigos alineados con Occidente; el nexo Turquía-Qatar-Hermanos Musulmanes constituye una tercera fuerza.

Esta alianza se destacó por primera vez en los optimistas primeros meses de la «Primavera Árabe». En Egipto, Túnez y Siria, los movimientos asociados a la Hermandad Musulmana desempeñaron un papel vital temprano en los levantamientos populares en esos países.

Qatar ofreció aliento a través de Al Jazeera y apoyo financiero a grupos insurgentes islamistas tales como la Brigada Tawhid y Jabhat al Nusra en Siria.

Turquía fue el principal patrocinador de los rebeldes árabes sunitas durante toda la rebelión siria, y ofreció apoyo activo al gobierno de corta duración de los Hermanos Musulmanes de Mohamed Morsi en Egipto.

Hoy, tanto Doha como Ankara son patrocinadores activos del Gobierno de Acuerdo Nacional de Fayez al Sarraj en Libia, en el que los elementos de los Hermanos Musulmanes son prominentes.

Las esperanzas de una poderosa alianza regional orientada hacia la Hermandad, con Qatar como el principal financista y animador, y Turquía proporcionando el músculo, han fracasado en gran medida. El golpe militar en Egipto, en julio de 2013, y la derrota y el eclipse de la rebelión siria les apagaron. En cada uno de esos casos, el nexo Turquía-Qatar fue derrotado por un enemigo diferente.

En Egipto, los oficiales pro-Occidente, respaldados por los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita quitaron a la Hermandad del poder. En Siria, fueron los Guardianes Revolucionarios iraníes y sus representantes, más el poder aéreo ruso, los que dieron el golpe de gracia.

Desde ese momento, el nexo Turquía-Qatar-Hermandad ha estado jugando un juego en gran medida defensivo.

Cuando Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos intentaron aprovechar su ventaja contra Qatar en junio de 2017, instituyendo un bloqueo económico; fue Turquía la que defendió a su aliado. Esto fue a pesar del gran volumen de comercio entre Riad, Doha y Ankara. Turquía desplegó 3.000 soldados en Qatar y envió buques de carga y aviones cargados de suministros para ayudar a Doha a resistir el bloqueo de sus vecinos. La disputa sigue sin resolverse. Pero la contribución turca permitió a Qatar evitar el desastre en los primeros meses.

Desde 2017, la relación se ha expandido significativamente. Actualmente, Turquía abrirá una base militar en Qatar. Las empresas turcas han obtenido contratos lucrativos en el sector de la construcción en Qatar. La inversión de Qatar en la turbulenta economía turca ha aumentado considerablemente.

Con la suerte de los Hermanos Musulmanes hoy en día en su punto bajo, muchos de sus líderes y activistas regionales más prominentes residen actualmente en el exilio en Turquía o Qatar.

Pero un archipiélago influyente de organizaciones no gubernamentales, organizaciones benéficas, medios de comunicación y organismos educativos islámicos sigue funcionando y recibe el apoyo y el patrocinio de Ankara y Doha. Esta estructura se extiende profundamente en los países occidentales y en Israel, Cisjordania y la Franja de Gaza.

Si bien las organizaciones asociadas a los Hermanos Musulmanes generalmente evitan la actividad paramilitar abierta, hay fuertes indicios de que la arena palestina representa una excepción al respecto. Un reciente desertor del movimiento, Suheib Yousef, declaró que «Hamas realiza operaciones de seguridad y militares en suelo turco bajo la cobertura de la sociedad civil», describiendo una extensa operación de recolección de inteligencia mantenida por el movimiento en suelo turco.

De una manera no muy diferente a la de Irán, el nexo Qatar-Turquía desdibuja las fronteras entre la actividad gubernamental y la sociedad civil. Al hacerlo, maximiza la eficacia de cada sector. Las ONG pueden presentarse como totalmente independientes de cualquier afiliación estatal. Esto les otorga una credibilidad que no está a disposición de los organismos abiertamente alineados al Estado. Mientras tanto, los mayores recursos a disposición de los Estados pueden ofrecer un beneficio adicional a las ONG.

Todo esto es importante porque, a pesar de las circunstancias reducidas de esta alianza en comparación con los días de prominencia de 2011-2012; existe una gran población árabe sunita agraviada y sin representación en la región. Elementos de esta población no necesariamente se resignaron permanentemente a la dominación de los islamistas chiís, o a reyes y generales sunitas. Muchos de ellos siguen simpatizando con el Islam político sunita. El nexo Turquía-Qatar-Hermandad, con su red de grupos mediáticos, organizaciones benéficas, ONG y clientes paramilitares, espera cabalgar sobre sus reclamos en pos de mayor poder e influencia regional, una vez que terminen los años difíciles.

La evidencia que surgió de la sala del tribunal en Londres parece encapsular el modus operandi de este sistema. Alumbra momentáneamente un nexo cuyo elemento natural es la oscuridad. Un grupo mediático aparentemente independiente que se niega a revelar sus patrocinadores financieros, operando con la clara participación de individuos vinculados a Qatar y a Hamas, escribiendo historias basadas en la información recibida de anónimos oficiales de inteligencia turcos. Todo el sistema en miniatura. Aquellos a quienes este sistema pretende apuntar deberían prestar atención.

Fuente: Jpost.com

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