Anexión y la superviviencia de Israel

4 julio, 2020 , ,
Isaac Rabin, Bill Clinton y Yasser Arafat durante los Acuerdos de Oslo, 13 de septiembre de 1993 Foto: Wikipedia - Dominio Público

«Pues toda la tierra que tu ves, te la daré a tí  y a tu descendencia para siempre». (Génesis 13, 15-17)

Judío y no israelí
Desde afuera, sin ser ciudadano israelí, y a modo de opinión, o de colaboración no solicitada, las palabras se encadenan unas con otras. Puede que como desahogo personal, una especie de catársis de un espectador que desde la lejanía territorial, vuelve a modo de atalaya a visualizar nuevos peligros para el pequeño Estado de Israel.

Muchos gentiles con o sin dolo hablan del “Gran Israel” o de los “territorios ocupados”. De esta forma, cualquiera se olvida de mirar el mapa del Medio Oriente y se olvida que Israel es una pequeña isla (de solo 22145km2) rodeado de un mar de países árabes-musulmanes hostíles, con escasos kilómetros de ancho y de largo, lo cual lo situa en una posición de suma debilidad, ya que no tiene lo que los expertos en temas militares denominan defensa en profundidad.

La propaganda árabe-palestina se ha cuidado mucho al momento de mostrar mapas, de focalizar en Israel, para ellos palestina, y no dejar visualizar la siempre peligrosa situación del Estado Judío rodeado por  un cinturón que puede ajustarse y amenaza con estrangularlo en cualquier momento. De esta forma ellos (los palestinos) nos venden la imagen de ser víctimas, y quitan ese rol o papel a los judíos israelíes que pasan a ser sus perseguidores, ocupantes y victimarios y perpetradores.

Oslo y Gaza
Un amigo ingeniero me dijo hace tiempo, que cuando el cálculo inicial es erróneo uno lo que hace luego es “arrastrar el error”. Es decir, una equivocación lleva a otra equivocación, haciendo temblar y amenazando colapsar toda la estructura. Y es desde la trágica firma de los acuerdos de Oslo en 1993, con su macabra y engañosa y mentirosa fórmula de “tierras por paz”, Israel ha caído en la trampa conceptual primero y luego en su decisiòn en el terreno de ceder tierrras a cambio de una paz que obviamente no ha llegado ni nunca llegará. Ya que los árabes palestinos en su gran mayoría no reconocen la legitimidad de Israel, y eso no va a cambiar a pesar de cualquier concesiòn israelí.

Llegamos por esta falsa idea al año 2005, cuando Israel evacúa la Franja de Gaza, aceptando dislocadamente la pretensión del “judenrein” o zona libre de judíos en versión palestina. En lugar de lo debió haber sido intentar reubicar los 21 asentamientos israelíes todos juntos en el norte de la Franja de Gaza, y de esta forma no evacuar, por el contrario reordenar poblaciones que no toleran la convivencia. En una Gaza del sur poblada por àrabes y una más pequeña del norte por judíos.Además, esa Franja del norte de Gaza hubiera servido como zona tampón, alejando las rampas de lanzamiento de cientos de cohetes que se sucedieron desde el desalojo total de ese enclave.

Cisjordania, ¿causa  o excusa?
Los árabes han aprendido después de las derrotas en particular la de junio de 1967. Se han dado cuenta del error y cambiaron el discurso, ahora no se trata de “arrojar a los judíos al mar”, ahora solo se trata de “los derechos de los palestinos a un Estado propio”. Volver a las fronteras de 1967, y de esta forma obtener legitimidad y aprobación internacional para reclamar fundar un Estado terrorista y hostíl en las fronteras previas a 1967. Es decir, con astucia y violencia, retomar aquello que perdieron en batalla y a consecuencia de su propia hostilidad y belicosidad.

Este argumento “humanitario” y “pseudohistórico” y “reivindicativo”, trata de socavar la moral de Israel para que ceda, tal como cedió Gaza y como cedió autoridad y control de territorios a la siempre inestable “Autoridad Palestina”. Las concesiones de Israel de autonomía ya no los satisfacen y van por más. Y es que maquillado el plan (en su intimidad) es desmembrar Israel a pedazos, ya que un futuro Estado Palestino, no importa lo que se firme, va a terminar en manos de Hamás y podría contar o solicitar ayuda extranjera militar y situar un ejército y cañones a pocos kilómetros de los principales centros poblados judíos del centro del país. Además, Israel debería replegarse, pero alberga dentro de las fronteras de la línea verde a más de 1.500.000 árabes, cuya fidelidad al Estado Judío ha sido siempre tema de duda y debate. ¿Que pasaría si estos últimos decidieran levantarse en una última intifada interior en sintonía con el resguardo y el apoyo de este nuevo Estado engendro y del resto del mundo árabe?.

Reflexión final
Israel ya cedió suficiente. Lo que recibió no es algo que se pueda decir que se llama paz o seguridad. Sería bueno que las autoridades de Israel dieran a conocer la cantidad de judíos israelíes asesinados por terroristas palestinos desde los acuerdos de Oslo y entonces tendríamos una noción exacta de si esto no es más que las bajas sufridas en la Guerra de los Seis Días y la de Iom Kipur en 1973. Se trata de otro tipo de guerra, de otra clase de terror combinado con una sutíl propaganda para que el mundo y hasta la propia sociedad israelí caiga en la trampa. Que la culpa es o sea de la ocupación de Judea y Samaria y de los colonos y que si ceden y dan más, entonces si obtendrán paz los que viven en Tel Aviv, Haifa, etc.

Esto es la famosa cuña y el artilugio que usan los palestinos para crear animosidad global contra Israel y para fragmentar el frente interno del espectro político de la Mediná.

Para concluir, todavía no es demasiado tarde, si Israel despierta y se da cuenta que es todo una mentira, y que se está jugando su existencia como en la misma guerra de la Independencia en 1948, se podría aún estar a tiempo de rectificar yerros fatales. Nadie mejor que los israelíes y no un judío galútico saben lo que se juegan si las fichas de esta partida se mueven en forma equivocada.El dilema de Israel es el mismo, y al contrario los asentamientos y los colonos no son el problema, por el contrario son el muro de contención que se opone heroicamente a los nefastos y maquiavélicos planes que maquinan en las sinuosas mentes de los descendientes de Ismael. Israel debe anexar, ya que no es un ocupante en su propia tierra. Caso contrario, sus días (D’s libre) están contados.■

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