Benjamín Netanyahu. Foto: Reuters

Muchas decisiones no son blanco o negro, también existen algunos grises. Desde algunos sectores de la sociedad israelí creen que la anexión de los asentamientos está pronta a concretarse, gracias al Plan del Siglo ingeniado por la Casa Blanca en Washington. Mientras tanto, hay quienes sostienen que el otorgamiento de soberanía a esas urbanizaciones está muy lejos de ejecutarse.

Más allá de la cuestión de la concreción del Acuerdo del Siglo, el punto neuráljico es entender las consecuencias positivas y/o negativas de su ejecución. Los debates surgen entre personas de derecha e izquierda, y también entre la gente de una misma ideología política. «¿Quién hubiera pensado que aplicar la soberanía a Judea y Samaria causaría tantos dolores de cabeza ideológicos en este momento?», se preguntan desde distintas miradas de la sociedad.

En las últimas semanas, ha habido una protesta entre muchos líderes de los tras el «acuerdo del siglo» del presidente de los Estados Unidos, Donald Trump. Argumentan que el mapa actual contiene muchos peligros que subyacen al deseo de anexión. Sin embargo, entre los mismos habitantes de Judea y Samaria argumentan que la propuesta debe tomarse con las dos manos. «El acuerdo enfrenta una oportunidad de oro que nadie sabe cuándo regresará», sostienen quienes aprueban la anexión.

Yohai Demri, jefe del Consejo Regional del Monte Hebrón, es uno de los que se oponen al «acuerdo del siglo». Demri justificó su pensamiento: «Con tal plan, ¿cómo podemos asegurar la vida de nuestros residentes?». Demri asegura que es una oportunidad histórica, empero expresa serias preocupaciones sobre el acuerdo. «Vemos una serie de problemas que podrían poner en peligro de inmediato el acuerdo y deben abordarse», explicó.

El concejal del Monte Hebrón Yohai Demri sostuvo: «Cada vez que entregamos territorio recibimos violencia».

El presidente del Consejo de Elkana, Asaf Mintzer, apoya la iniciativa. «El momento debe aprovecharse. Durante años hemos estado luchando por la soberanía, ¿resistiremos ahora?», indicó Mintzer.

El presidente del Consejo de Elkana es consciente de las importantes dificultades inherentes al plan de anexión. Sin embargo, confía en que este es un plan muy serio, con una base sólida y excelente para abrir negociaciones por parte de Israel. Además, Mintzer explicó que es fundamental el gobierno de unidad entre Netanyahu y Gantz para lograr la soberanía.

Mintzer se pregunta «Ahora, cuando tengamos la oportunidad de aplicar la soberanía a todas las comunidades y vastos territorios, ¿seremos nosotros los que nos opongamos?».

Otra perspectiva del plan la presenta Rafael Kaufmann, quien es miembro de la mesa directiva del Consejo Regional de Shomron y vocero de Hasbará de Moetzet Yesha para América Latina, que tiene ciertos temores con respecto al futuro de un posible acuerdo. «Según el plan de Trump comunidades judías en Judea y Samaria quedarían aisladas y ningún ciudadano judío dejaría su seguridad en manos de la Autoridad Palestina», indicó Rafael Kaufmann.

En conversaciones con Aurora, Kaufmann marcó: «Si hoy en día dicen que están dispuestos a firmar el programa de anexión sabemos que la idea es fortalecerse para en algunos años volver a atacarnos. Si quisieran haber enseñado para no hacer terror podrían haberlo echo después que salimos de la Franja de Gaza. Expulsamos 8 mil judíos, destruimos 22 comunidades y no pasó nada. Al contrario, recibimos misiles a cambio».

Kaufmann puntualizó en el carácter religioso del conflicto. «Obviamente que es difícil creerle a los árabes que todos los puntos que están escritos van a poder cumplir:  educar hacia la paz, luchar contra el terrorismo y  que la situación va a cambiar. Principalmente, por un tema religioso que según el islam toda la tierra de Israel es sagrada, así como Andalucía es sagrada y no tienen derecho religioso a renunciar a esas tierras», señaló el directivo del Consejo Regional de Shomron.

Por último, Kaufmann apuntó a la intervención internacional en el conflicto. «¿Por qué necesitamos la autorización de los Estados Unidos? Así como anexamos las Alturas del Golan y no pedimos permiso a nadie en su momento cuando Begin lo hizo en los 80′, así como decidimos que Jerusalén es la capital indivisible de Israel y no pedimos permiso a nadie. Lo mismo podemos hacer hoy».

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