Alcalde de Montevideo: «conocer Tierra Santa toca fibras internas y genera una expectativa grande»

1 marzo, 2019 , ,
El alcalde de Montevideo, Daniel Martínez, junto al alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai. Foto: American Jewish Congress

Daniel Martínez, alcalde de la capital de Uruguay, Montevideo, se encuentra en Tel Aviv participando en la “International Mayors Conference”, una convención internacional de alcaldes -organizada por el American Jewish Congress-, que en esta edición se reúnen en Israel para discutir con start-up’s locales propuestas y proyectos en los campos de sostenibilidad, innovación, seguridad o planificación urbana. Antes de empezar una ajetreada jornada de reuniones y conferencias, atendió a Aurora para contar sus impresiones personales.

Ofer Laszewicki Rubin – Tel Aviv

¿Qué le despertaba más curiosidad antes de aterrizar en Israel?

Como alcalde, pensando en lo institucional, tenía mucho interés en conocer sobre todo el desarrollo tecnológico y la política de respaldo a las start-up. Uruguay es un país que si bien tiene el mejor PBI per cápita por habitante de Latinoamérica, con 17.000 dólares por habitante, y el mejor índice redistribución riqueza, tiene un gran problema estructural: es una economía muy primarizada, con escasa inclusión científico tecnológica.

Obviamente vivimos en la era del conocimiento, y un país es rico o pobre mucho más que por sus recursos naturales, por el conocimiento de su población y la capacidad de plasmarlo en innovación, tecnología, y agregar valor a lo que se hace.

Como bien sabe, aquí en Israel apenas hay recursos naturales.

Por eso para mí es muy importante conocer experiencias de países que han logrado dar un salto en calidad  en la promoción de start-up’s, de innovación, de capacitación de gente…

Todo eso que implica el empoderamiento e implica lograr un desarrollo económico. Yo soy de izquierdas, por lo tanto creo que el desarrollo económico sin justicia no es válido. Hay que repartir la riqueza, no se puede repartir la pobreza. Para eso hay que generar riqueza, y el salto científico y tecnológico es fundamental.

¿Cuáles son sus primeras impresiones?

Desde el punto de vista personal, obviamente Israel, del mismo modo que uno recorre Grecia y se asombra al ver que es la cuna de la civilización, aunque no considero que sea más poderosa o más valida que las demás, por mi formación en colegios católicos, me reconozco parte de una cultura judeocristiana, y obviamente conocer la Tierra Santa, toca algunas fibras internas y genera un expectativa grande.

Estoy convencido que todo proceso de país es como un traje a medida, no se puede copiar, cada país tiene sus características. Uruguay tiene muchas ventajas: un país profundamente democrático, tal vez el único donde la dictadura nunca tuvo apoyo social. Cuando EE.UU. se dedicaba a imponer dictaduras en la región, la uruguaya nunca tuvo respaldo popular. Somos un país muy tolerante y respetuoso, una cultura muy democrática, un país de instituciones y muy igualitario.

¿Considera que la capital de Uruguay está adaptada a los nuevos tiempos?

Montevideo completó conmigo 30 años de gestión de izquierda y centroizquierda. Pero nos cuesta la innovación, porque en el fondo somos una sociedad conservadora. Lo que yo siempre hice en mi vida: tirarme al agua y largarme a hacer robots, desarrollar tecnología…soy un bicho raro en Uruguay.

El uruguayo medio tiene un buen nivel cultural, de formación, mucho mejor que el resto de Latinoamérica, y además es el país que más exporta software por habitante de toda América, 400 millones de dólares, y nuestro principal cliente es EEUU. Pero esa matriz conservadora, la economía primaria, que si bien tiene sectores innovadores en la logística, servicios o turismo, el grueso del país sigue siendo tradicional.

¿Pero logran aprovechar esa producción de software para modernizar la capital?

Cuando entré hace casi 4 años a la alcaldía, hice una revolución: metí tecnologías blandas que son herramientas de gestión descomunales, porque permiten minimizar errores, avanzar a la excelencia, y todo esto en Uruguay cuesta. Pero conocer experiencias exitosas y como adaptarlas es lo que vengo a ver.

El éxito israelí está basado en la investigación y el desarrollo.

Buena parte de la motivación del pueblo israelí es producto de estar en una tierra árida que produce poco, nosotros no es que sea la pampa húmeda, pero Uruguay es un país fértil, tenemos 10 millones de vacas, llueve 1.200 milímetros de agua por año, nos sobra agua.

En Uruguay existe igualdad de oportunidades, con una escuela pública desarrollada y estudios universitarios gratuitos. Ahora en Uruguay hay un gran plan de promoción de start-up’s y de generar las posibilidades, dando por supuesto internet libre, soporte e intercambio de innovadores, potenciar para salir a que la gente se tire al agua, crea que es posible, y acepte el desafío de conquistar el mundo, como se dice.

¿Qué valoración tiene de Tel Aviv como modelo de ciudad?

Estuvimos por (el boulevard) Rothschild y el centro con el embajador. Vimos una ciudad media bohemia, de bares, muy bonita, y miro con mucha expectativa ver la zona de las start-up, y quiero conocer que política específica genera el desarrollo de esta iniciativa.

¿Tiene interés en el sector de la seguridad?

Si bien la seguridad no depende de la ciudad, porque la seguridad, así como salud y educación, dependen del estado. El ministerio de interior tiene 2.800 camas, nosotros 600-700, y lo primero que yo hice fue armar protocolos de intercambio de información. Tenemos tecnología que permite identificar actitudes sospechosas y te manda alertas, sistemas de gestión de movilidad, en las principales avenidas instalamos cámaras inteligentes, sensores de conteo para obtener información de cuantos vehículos pasan, y multar a los infractores. Así redujimos un 30% las muertes por accidentes.

En ciberseguridad también trabajamos bastante, me interesa, me llevé algunas ideas y contactos para tener.

¿Tuvo la oportunidad de reunirse con uruguayos residentes en Israel?

Tengo un encuentro con uruguayos programado. Aquí viven 15.000 uruguayos, que para nosotros es muchísimo. Y hay 20 o 25.000 mil judíos en Uruguay, es una comunidad importante que van y vienen constantemente.

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