Seiscientas mujeres participaron el pasado viernes en la octava marcha anual realizada por la organización SlutWalk en el centro de Jersualén, denunciando la inseguridad y la cultura de violación todavía existentes en sectores de la sociedad israelí.
La mayoría de las manifestantes eran adolescentes y adultas jóvenes. Las concentradas llamaron la atención de los residentes al mostrarse con poca ropa, pero éste era necesariamente el objetivo, ya que se quiso transmitir el mensaje claro y contundente de que toda mujer debería poder usar lo que quisiese sin ser acosada sexualmente.
La marcha comenzó en la plaza Davidka y desde allí, las participantes continuaron por las calles Jaffa, King Jorge y Ben Yehuda antes de llegar a un escenario ubicado en la calle Heleni HaMalka, donde las organizadoras dieron una serie de discursos.
«Cuando las mujeres hablan de la violencia sexual que han soportado… culpar a las víctimas desborda a la sociedad y esto afecta a la justicia y los fallos de los tribunales», señaló Shushan Weber ante la multitud.
«Las instituciones estatales no tienen las herramientas para hacer frente a los delitos sexuales y tampoco parece interesarles», exclamó Anna Kleiman.
Varios hombres que desaprobaron la naturaleza de la protesta intentaron interrumpir a las activistas arrojando huevos y otros objetos mientras las llamaban «prostitutas”, según informó el sitio de noticias Ynet.
Las organizadoras dedicaron la marcha a la memoria de Netta Hadid, una mujer transgénero de 23 años que se suicidó a principios de esta semana. Es por esto que se podían ver carteles con lemas como «que su memoria sea una revolución» o «la violación ocurría antes de que se crearan las minifaldas».
SlutWalk es una organización que lucha contra aquellos que explican o excusan la violación basado en el atuendo o apariencia de una mujer. La primera protesta tuvo lugar en Toronto, Canadá, en abril de 2011, en respuesta a las declaraciones de un oficial al decir que «las mujeres deben evitar vestirse como putas» para no ser violadas. Desde entonces, se han llevado a cabo marchas en ciudades de todo el mundo y ampliado su alcance para incluir todo tipo de agresiones, ya sean sexuales, de acoso, como también la continua culpabilización de las víctimas.